Setenta y dos personas fallecidas y una nube de humo que parece absorber las montañas y poblados de Guatemala, son algunos de los hechos más impactantes que deja hasta ahora la erupción del volcán de fuego, ubicado al sur de ese país, que se presentó el pasado domingo y que mantiene en alerta a las autoridades.
Una de las últimas víctimas fue un niño de ocho años, quien falleció a causa de las quemaduras. Según registró el medio local El Periódico, el menor tenía comprometido el 85 % de su cuerpo por la gravedad de las heridas.
Al luto por las decenas de personas fallecidas, de las que aún no se han identificado algunos cuerpos, se suma la duda de si los organismos de socorro encontrarán vida en medio de las cenizas.
El rescate continúa
Cerca de 669 militares del Ejército guatemalteco participan en las labores de búsqueda para encontrar posibles sobrevivientes. El pasado martes, en horas de la tarde, el gobierno reportó que en algunos sectores la temperatura está entre los 90 y los 300 grados centígrados y explicó que “es muy peligroso que el personal de rescate ingrese a las áreas” en esas condiciones.
Tres sobrevivientes fueron trasladados a Estados Unidos por la gravedad de las quemaduras, mientras decenas de personas son atendidas en hospitales locales.
A la tragedia humana se suma el sufrimiento de los animales. Una granja con 36 mil cerdos quedó aislada, obligando a los rescatistas a buscar estrategias para mantenerlos con vida, alimentándolos por aire y brindándoles agua, hasta que se pueda acceder a la zona.
A pesar de que en redes sociales circularon mensajes que negaban la aceptación de ayudas humanitarias, el presidente Jimmy Morales aseguró que el país sí está recibiendo la colaboración de otras naciones para atender la emergencia. Carlos Soto Menegazzo, ministro de Salud Pública de este país centroamericano, afirmó que “viene una fase crítica de la posemergencia y la atención en los albergues”.
Por ahora las labores de las autoridades se enfocan en permitir el acceso de los organismos de socorro a la zona afectada.
Una erupción impredecible
Nelson Rangel Buitrago, geólogo y docente de la Universidad del Atlántico, explica que predecir con exactitud si un volcán entrará en erupción es uno de los retos de la ciencia en la actualidad. Sin embargo, resalta que la diferencia entre esta emergencia y otras similares, como la que vivió Hawaí en las últimas semanas, está en la capacidad de cada país para atender los desastres naturales y asegura que “Latinoamérica no está preparada para este tipo de fenómenos”.
El experto resalta casos en los que la preparación marca la diferencia como Hawaí, ya que la comunidad conoce los riesgos del territorio y está preparada para posibles erupciones con casas construidas sobre pilotes, o Chile, un país que cuenta con alertas eficientes ante posibles tsunamis.
FUENTE EL COLOMBIANO