Octubre 7. Ese será el día en que Brasil conozca a su nuevo presidente. Pero de hoy a esa fecha, tres meses antes de las elecciones, el país está dividido. Por un lado, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien lideró Brasil entre 2003 y 2010, mantiene sus deseos de ser candidato presidencial, a pesar de estar preso y, por el otro, la violencia y la corrupción continúan. A ese prospecto de candidato, se le suman más de una decena de personas con aspiraciones de llegar al Palácio do Planalto, que fragmentan aún más las opiniones de los electores.
De estos, solo unos cuantos puntean en los sondeos de intención de voto. Jair Bolsonaro, con el 19 %, quien se proyecta como un mandatario que atendería la inseguridad y la violencia que permea al país desde 2016; Marina Silva, una ambientalista que fue ministra en el gobierno de Lula y quien aspiró a las elecciones en 2010 y 2014, quien cuenta con 17 % de favorabilidad. Detrás estarían Geraldo Alckmin, con el 16 %, y Ciro Gomes , con el 13 %. Pero si Lula logra su candidatura, se perfilaría como el favorito a ganar los comicios con el 46 % de favorabilidad según la firma Datafolha.
El Partido de los Trabajadores (PT) aún no ha presentado oficialmente su candidatura y la fecha límite que establece el Tribunal Superior Electoral de Brasil para hacerlo es el 15 de agosto. Lula tendría cerca de 40 días para definir una situación jurídica.
¿Puede ser candidato?
La ley de Brasil no permite que una persona que tenga una condena en segunda instancia aspire a la presidencia. Lula estaría, por ahora, virtualmente inhabilitado aunque contaría con figuras jurídicas que permitirían su postulación por parte del PT.
El abogado brasileño experto en temas electorales Alberto Rollo explica que al día de hoy Lula es inelegible. Su única posibilidad es solicitar una figura que es conocida como “eliminación de inelegibilidad”, pero ni el Consejo Federal de Justicia ni el Tribunal Federal Supremo la han aceptado y se pronunciarían el próximo mes. Es decir, solo hasta el 1 de agosto se conocería una decisión. El abogado reitera que “al día de hoy está inelegible y al parecer así va a continuar, por lo menos hasta el día 31 de julio”.
Los problemas de Brasil
Pareciera que la corrupción inundó a Brasil. Como lo explicaron fuentes a EL COLOMBIANO, comenzó como un escándalo en el ámbito nacional, cuando cayó el expresidente, y con el tiempo aparecieron nuevos casos en las regiones.
Además, los problemas siguen creciendo. Para el analista brasilero Iván Godoy la corrupción se volvió una práctica en la política brasileña, la violencia data desde finales del régimen militar y una de sus ciudades principales, Río de Janeiro, vive una decadencia económica. “El contraste social tan evidente aumentó la violencia en Río, hay organizaciones criminales y Brasil es un punto de paso para el tráfico de drogas”, explica.
En medio de todos esos conflictos, se prepara para elegir a su próximo presidente. Sin embargo, a diferencia de México, no se ha presentado una escalada de la violencia por cuenta de la campaña en la que aún no se confirma si Lula será candidato.
FUENTE EL COLOMBIANO