Excandidatos se resisten a perder visibilidad y poder político.

Estuvo varias semanas en una especie de retiro espiritual, no pasaba al teléfono, no opinó sobre la segunda vuelta y se alejó de los reflectores, pero hace dos semanas Germán Vargas superó la tusa electoral y saludó al país con un proyecto de reforma tributaria que ya radicó su partido, Cambio Radical, en el Congreso.

Días antes estuvo a punto de truncar la presidencia del Senado al Centro Democrático y fue decisivo para que cuajara la elección de Felipe Córdoba como contralor General. Sostuvo un encuentro con el presidente Iván Duque y posiblemente su partido se declare como de Gobierno y él se vaya a una embajada, aunque varios de sus copartidarios prefieren ser independientes. También volvió a las páginas de opinión del diario El Tiempo.

Quien sí no espero ni un día sino que desde su discurso en la segunda vuelta declaró su oposición fue Gustavo Petro, ahora senador gracias a la reforma del equilibrio de poderes. Sin que Duque arrancara trinó varias veces contra su futuro Gobierno y algunos de sus nuevos ministros. Convocó a una movilización el día de su posesión, en rechazo a la muerte de líderes sociales y como demostración de poder y rechazo al Gobierno.

Por su parte Sergio Fajardo, después de irse a ver ballenas al Pacífico y defender el voto en blanco en segunda, reapareció para agradecerle al presidente Juan Manuel Santos por su trabajo por la paz; se reunió con los líderes de Compromiso Ciudadano y, en redes, más que en la calle, promueve la Consulta Anticorrupción.

Humberto de la Calle retomó su columna en El Espectador, y aunque también apoya la Consulta, no ha figurado mucho en lo político, pero sí en la opinión. Su partido está jugado con Duque, camino que no quiso seguir el exjefe negociador en La Habana.

¿Listos para 2022?

Según Juan Carlos Rodríguez, codirector del Observatorio para la Democracia de la U. de los Andes, los líderes políticos buscan mantener vigencia en la medida en que, de forma personal o en relación con su proyecto político, tengan ambiciones en el futuro próximo.

“El caso raro, en realidad, no es el de los otros sino el de De la Calle, que se explicaría porque él no parece tener ambiciones personales y no lidera un proyecto político en sí”.

Al respecto John Fredy Bedoya, docente del Instituto de Estudios Políticos de la U. de Antioquia, afirmó que los excandidatos están en campaña constante, buscan mantener aliados y cercanía a sus electores para tener climas de opinión favorables para 2022. “Eso requiere estar en la escena pública y mantener control sobre el ejercicio del Senado y del presidente Duque”.

Para Carlos Builes, docente de Ciencia Política de la U. Pontificia Bolivariana, Petro quiere ser cabeza de la oposición y prepara su partido para 2019; Fajardo no está pensando en gobierno o candidaturas, pero sí en fortalecer su estructura para las regionales, mientras que Vargas quiere que su partido sea valorado.

FUENTE EL COLOMBIANO