El desarrollo de un país —se sabe ahora en tiempos modernos de competitividad y avances tecnológicos— está directamente relacionado con la educación de sus ciudadanos.
Sólo mirar las cifras entregadas por la Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económico (Ocde) demuestra esta realidad que marca la brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo: Estados Unidos tiene 67.449 doctores y en el ranking mundial lo sigue Alemania con 28.147, Reino Unido con 25.020, India con 24.300 y Japón con 16.039.
Los datos en el país no parecen ser precisos. Un informe publicado por el portal Universia.net en 2015, indicaba que Colombia formaba solo cinco doctores por cada millón de habitantes. En febrero de 2016, Colciencias presentó la Política de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015-2025. En ese momento, el entonces subdirector y hoy director de Colciencias, Alejandro Olaya, señaló que, desde ese departamento administrativo: “le apostamos a ser el tercer país más innovador en América Latina a 2025, esto implica contar con 60 doctores graduados por millón de habitantes (3.218 doctores) y que el Gobierno nacional invierta 6,1 billones de pesos en los próximos 10 años”.
Según las cifras que se pueden consultar en la página web del Observatorio Laboral, en Colombia, entre 2001 y 2014, graduó 2.254 doctores, 582 de ellos en Antioquia.
Pocos, realmente, si se tienen en cuenta los países que más doctores gradúan por año, según la Ocde: Estados Unidos, más 67.000 mil; Alemania, más de 28.000; Reino Unido, más de 25.000; India, más de 24.000; y Japón, más de 16.000, solo para mencionar los cinco primeros.
Este panorama colombiano tiene que revertirse cuanto antes, pues el desarrollo del país exige, entre varios asuntos, el crecimiento académico que ha estado tan relegado y que está directamente relacionado con la superación de desigualdades y el crecimiento económico.
Para la industria
Sobre la pertinencia de realizar doctorados o no, Manuel Acevedo, decano de la Escuela de Administración de Eafit, cree que ahora más que nunca es acertado realizar estos estudios, pues se encaminan en el proyecto de desarrollo del país.
“Un país de renta media como Colombia, que se quiere integrar a la Ocde, no puede llegar a ese futuro si no tiene una plataforma robusta de ciencia y tecnología. Los doctores se forman para investigar con rigor científico, para que ese nuevo conocimiento permita la transformación de todo un país. En los próximos años en consecuencia habrá un aumento en la demanda de doctores no solamente en la investigación académica sino también de la industria, que tiene centros de desarrollo, y en las entidades de gobierno y no gubernamentales que tienen centros de pensamiento”.
El desarrollo del país cambia todo el panorama, pues se ha creído que los doctores sólo tienen cabida en las aulas universitarias, sin embargo los retos que la industria tiene en el ámbito de la investigación y la invención obligan a tener personal cada vez más calificado y con habilidades investigativas. Cada vez serán más necesarios profesionales que respondan a las preguntas de una sociedad que busca innovar.
Sin embargo, cursar un doctorado es muy distinto a hacer una especialización o una maestría. Hacerlo sin un patrocinador es una tarea quijotesca. Para Acevedo, es necesario que el investigador busque el apoyo de una universidad, la empresa privada o aplique a becas para estudio, como las que otorga Colciencias.
José Saúl Trujillo, vicerrector de investigación de la Universidad de Sabaneta, cree que cursar un doctorado y compaginarlo con la vida laboral tradicional no es fácil.
“Los doctores en cualquier parte del mundo están inmersos en estructuras de investigación mucho más amplias, pueden hacer parte de un gran todo, y con esa pregunta que ellos tienen de tesis contribuir a una más grande, de esa manera no se vuelve una tarea tan titánica.
“Eso no significa que cursar el doctorado sea renunciar al mundo, pero sí hay que saber que la dedicación es muy grande y por eso es necesario poner a trabajar esa investigación con el mundo laboral propio”.
Es necesario que más colombianos empiecen toda una ruta de estudios de posgrados que les permita llegar a un doctorado, sin embargo no es tan fácil como pagar una matrícula, hay que buscar apoyo y saber que en ese momento se entra a un grupo de escrutinio y duda donde el investigador debe sacar de sí, lo mejor.
FUENTE EL COLOMBIANO.