Estudiantes antioqueños, a estrenar salones y laboratorios.

Los estudiantes de Antioquia contarán con más y mejores espacios educativos. Según informó el Ministerio de Educación, en Antioquia actualmente se invierten 304.762 millones de pesos para 54 proyectos de infraestructura educativa.

11.080 estudiantes de Bello beneficiados

En este municipio al norte del Valle de Aburrá serán construidas 113 aulas nuevas, 106 serán mejoradas y se crearán once aulas especializadas.

Uno de los proyectos, que según el reporte, estará listo en ocho meses, está en el kilómetro 27 de la vía a San Pedro de los Milagros. Allí, según la ministra de educación Yaneth Giha, se construirán las nuevas instalaciones de la Institución Educativa La Unión.

En este lugar, diez aulas serán mejoradas, se construirá un centro de recursos, un laboratorio, cocina, comedor, zonas administrativas y baterías sanitarias. Para esto, según el Ministerio, “serán invertidos 2.604 millones de pesos, de los cuales $1.658 millones son aportados por la Nación, $717 millones por el Municipio y $229 millones por el Área Metropolitana de Medellín”.

Dos obras en Girardota

Salones de clase, laboratorios integrados, aulas tecnológicas, zonas deportivas, baterías sanitarias, comedores, cocinas, centros de recursos y zonas administrativas beneficiarán a 1.300 alumnos.

Una de las intervenciones en este municipio, ubicado al norte del Valle de Aburrá, se está realizando en la Institución Educativa Colombia y según el Ministerio de Educación, tiene un avance del 36%, por lo que, posiblemente, esté lista en octubre de 2018.

“Sin duda, estas nuevas instalaciones en Girardota y en Bello, así como todas las que se desarrollan en Antioquia, ayudarán a que la excelencia siga creciendo, al igual que los sueños y metas de los niños y jóvenes de esta región, que siempre se ha caracterizado por su espíritu emprendedor”, concluyó la Ministra Yaneth Giha Tovar.

FUENTE EL COLOMBIANO

La brecha educativa sigue presente en el mundo.

Las conclusiones del Informe sobre el Desarrollo Mundial, presentadas por el Banco Mundial no son alentadoras.

“Los niños están yendo a la escuela, pero no están aprendiendo”, dijo Rafael de Hoyos, economista principal en el Departamento de Educación para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.

El informe presenta un reporte global del estado del sistema educativo, los niveles de aprendizaje y cómo estos factores influyen en el desarrollo de los países y las regiones.

La investigación deja claro que la brecha en conocimientos básicos como comprensión lectora y matemáticas, entre países en vía de desarrollo y las potencias mundiales, aún se mantiene y que será un trabajo arduo y de años lograr cerrarla.

“Mientras que los niveles en competencia en matemáticas en países como Japón y Noruega están por encima del 98 por ciento, en Nicaragua no llegan al 30 por ciento. Sabemos con certeza que más escolaridad, en especial mayor aprendizaje, están sistemáticamente asociados a mejores salarios”, expresó Issam Abousleiman, gerente del Banco Mundial para Colombia, en afirmaciones que recoge la Agencia de noticias de la Universidad Eafit.

Y si bien el informe reconoce los esfuerzos gubernamentales en cobertura universal en América Latina, también deja en evidencia que las escuelas no están garantizando el adecuado aprendizaje de los estudiantes.

Por ejemplo, en países como Brasil, si bien han mejorado las habilidades en sus estudiantes de 15 años, con su ritmo actual de avance llevará 75 años alcanzar el puntaje promedio en matemática de los países ricos. En lectura, les llevará más de 260 años.

Hace falta preparación

Para los investigadores, está claro que los gobiernos nacionales son conscientes de que la educación es el mejor camino para reducir la pobreza, disminuir la desigualdad y crecer en calidad de vida, pero el informe encontró que la mayoría de sistemas educativos aún no están preparados para tal desafío.

Hay deficiencias estructurales, pero también se echa en falta un sistema de medición efectivo de los resultados de enseñanza que permita analizar los niveles de aprendizaje y proponer soluciones a partir de dichos análisis que sirvan para crear verdaderas políticas educativas.

“Una de las tragedias del país es que no hay continuidad en los elementos esenciales de la producción de políticas públicas, me refiero a educación, salud y equidad fundamentalmente. Esto sigue siendo una gran falla de política sistemática y a largo plazo”, opinó Rafael Aubad, presidente ejecutivo de Proantioquia.

El reto sigue estando presente, entonces.

FUENTE EL COLOMBIANO

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En busca de más doctores.

El desarrollo de un país —se sabe ahora en tiempos modernos de competitividad y avances tecnológicos— está directamente relacionado con la educación de sus ciudadanos.

Sólo mirar las cifras entregadas por la Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económico (Ocde) demuestra esta realidad que marca la brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo: Estados Unidos tiene 67.449 doctores y en el ranking mundial lo sigue Alemania con 28.147, Reino Unido con 25.020, India con 24.300 y Japón con 16.039.

Los datos en el país no parecen ser precisos. Un informe publicado por el portal Universia.net en 2015, indicaba que Colombia formaba solo cinco doctores por cada millón de habitantes. En febrero de 2016, Colciencias presentó la Política de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015-2025. En ese momento, el entonces subdirector y hoy director de Colciencias, Alejandro Olaya, señaló que, desde ese departamento administrativo: “le apostamos a ser el tercer país más innovador en América Latina a 2025, esto implica contar con 60 doctores graduados por millón de habitantes (3.218 doctores) y que el Gobierno nacional invierta 6,1 billones de pesos en los próximos 10 años”.

Según las cifras que se pueden consultar en la página web del Observatorio Laboral, en Colombia, entre 2001 y 2014, graduó 2.254 doctores, 582 de ellos en Antioquia.

Pocos, realmente, si se tienen en cuenta los países que más doctores gradúan por año, según la Ocde: Estados Unidos, más 67.000 mil; Alemania, más de 28.000; Reino Unido, más de 25.000; India, más de 24.000; y Japón, más de 16.000, solo para mencionar los cinco primeros.

Este panorama colombiano tiene que revertirse cuanto antes, pues el desarrollo del país exige, entre varios asuntos, el crecimiento académico que ha estado tan relegado y que está directamente relacionado con la superación de desigualdades y el crecimiento económico.

Para la industria

Sobre la pertinencia de realizar doctorados o no, Manuel Acevedo, decano de la Escuela de Administración de Eafit, cree que ahora más que nunca es acertado realizar estos estudios, pues se encaminan en el proyecto de desarrollo del país.

“Un país de renta media como Colombia, que se quiere integrar a la Ocde, no puede llegar a ese futuro si no tiene una plataforma robusta de ciencia y tecnología. Los doctores se forman para investigar con rigor científico, para que ese nuevo conocimiento permita la transformación de todo un país. En los próximos años en consecuencia habrá un aumento en la demanda de doctores no solamente en la investigación académica sino también de la industria, que tiene centros de desarrollo, y en las entidades de gobierno y no gubernamentales que tienen centros de pensamiento”.

El desarrollo del país cambia todo el panorama, pues se ha creído que los doctores sólo tienen cabida en las aulas universitarias, sin embargo los retos que la industria tiene en el ámbito de la investigación y la invención obligan a tener personal cada vez más calificado y con habilidades investigativas. Cada vez serán más necesarios profesionales que respondan a las preguntas de una sociedad que busca innovar.

Sin embargo, cursar un doctorado es muy distinto a hacer una especialización o una maestría. Hacerlo sin un patrocinador es una tarea quijotesca. Para Acevedo, es necesario que el investigador busque el apoyo de una universidad, la empresa privada o aplique a becas para estudio, como las que otorga Colciencias.

José Saúl Trujillo, vicerrector de investigación de la Universidad de Sabaneta, cree que cursar un doctorado y compaginarlo con la vida laboral tradicional no es fácil.

“Los doctores en cualquier parte del mundo están inmersos en estructuras de investigación mucho más amplias, pueden hacer parte de un gran todo, y con esa pregunta que ellos tienen de tesis contribuir a una más grande, de esa manera no se vuelve una tarea tan titánica.

“Eso no significa que cursar el doctorado sea renunciar al mundo, pero sí hay que saber que la dedicación es muy grande y por eso es necesario poner a trabajar esa investigación con el mundo laboral propio”.

Es necesario que más colombianos empiecen toda una ruta de estudios de posgrados que les permita llegar a un doctorado, sin embargo no es tan fácil como pagar una matrícula, hay que buscar apoyo y saber que en ese momento se entra a un grupo de escrutinio y duda donde el investigador debe sacar de sí, lo mejor.

FUENTE EL COLOMBIANO.