El mensaje que la Consulta le envió a la clase dirigente.

Los pronósticos no eran halagüeños. Desde diferentes regiones reportaban una baja asistencia a los puestos de votación. No había transporte gratuito, ni almuerzos o impulsadores; y la mayoría de los políticos prefirieron pasar de bajo perfil, pero, al final, los resultados fueron una sorpresa electoral.

Que casi 11 millones 700 mil personas se hayan movilizado, de manera libre, a votar la Consulta Anticorrupción da cuenta de que así como con otras reivindicaciones y causas políticas, ya esta no tiene color partidista sino que es un propósito de Nación, pese a no haber logrado pasar el umbral.

Los que votaron poco o nada escucharon a los políticos de uno y otro espectro y tampoco tuvieron en cuenta si varias de las preguntas estaban regladas, caminando en el Congreso, o si eran antijurídicas o no resolvían el problema. Es simple: se pronunciaron contra un mal que carcome el erario, frustra e indigna.

Este mecanismo de participación solo sacó un millón de votos menos de los que obtuvo en octubre de 2016 el plebiscito, pese a que en esa campaña volcaron todos los partidos, el sector privado, las iglesias, las instituciones, las universidades y el Estado pleno.

¿Qué sigue ahora?

Hace dos semanas el gobierno de Iván Duque se estrenó con el primer paquete legislativo en el Congreso, y de los proyectos de ley y actos legislativos que presentó, cuatro recogen aspectos que estaban planteados en la Consulta.

Ahora le pisarán el acelerador a estas propuestas, para aprovechar la efervescencia creada en las urnas y el buen recibo de la causa en la opinión. Pero del otro lado, los partidos de oposición también harán lo propio. Previendo el resultado, desde la Alianza Verde tenían un Plan B: anunciaron su propio paquete de proyectos legislativos, que radicarán mañana, y que responden a esos mandatos.

Varios podrán reñir con los presentados por el Gobierno, pero por unidad de materia terminarán fusionados. Desde el Centro Democrático sus congresistas piden ahora que todos los sectores respalden la propuesta del presidente Duque, y desde la oposición piden al Jefe de Estado apoyar sus proyectos.

Ante los resultados, el presidente Iván Duque, en su primera alocución presidencial, afirmó que la democracia fue la protagonista y lamentó que los votos no hayan sido suficiente para alcanzar el umbral. Sin embargo, destacó la fortaleza del sistema democrático.

“Sin importar los resultados, quedó claro que Colombia no aguanta más corrupción. Estos 11 millones de colombianos que votamos, que salimos a las urnas, enviamos un sonoro mensaje de rechazo al permanente saqueo de los recursos públicos. Es el mismo rechazo que se expresó en las urnas el pasado 17 de junio”.

El mandatario aprovechó para pedirles a los congresistas de todos los partidos responder a este clamor ciudadano con la rápida aprobación del paquete legislativo que su Gobierno presentó contra la corrupción. (Ver recuadro).

La exsenadora de la Alianza Verde Claudia López, ideóloga y principal promotora de la Consulta, afirmó que se hizo historia, porque obtuvo no sólo la mayor votación de cualquier mecanismo de participación sino una mayor a la de cualquier Presidente en la historia de Colombia.

“Con el único incentivo de su conciencia la ciudadanía salió masivamente a votar. La votación le ordena al Congreso y al presidente autorreformarse, aprobar estos siete mandatos anticorrupción y recuperar los 50 billones de pesos que le están robando a los colombianos, en lugar de subir impuestos”.

Óscar Castelblanco, docente de Derecho de la U. Libre, dijo que ahora se deben usar mecanismos eficientes para atacar la corrupción y que para eso son claves la reforma política (listas cerradas y voto obligatorio), a la justicia (calidad de jueces), a la educación, acabar las contralorías departamentales y municipales y poner lupa a las CAR.

“Las promotoras tienen que dar la cara y reconocer que la gente se dio cuenta de que había preguntas antitécnicas e inviables y que se reconozca el fracaso de la misma”.

El centavo para el peso

La personalización que por momentos tuvo el debate sobre la Consulta entre la exsenadora López, el senador Gustavo Petro y el expresidente y senador Álvaro Uribe y varios de sus alfiles, alejó a quienes no querían más polarización.

Pese a que sus promotores dijeron que no se trataba de una revancha política, uno de ellos, el senador Jorge Robledo, del Polo Democrático, manifestó que “El Frente Nacional Duquista obtuvo una derrota”.

Para Jaime Duarte, docente de Gobierno de la U. Externado, no alcanzar la votación suficiente es una demostración de la indiferencia de mucha gente, pero que el mensaje es esperanzador. “Los promotores ayudaron a polarizar mucho y eso no le hizo bien al ejercicio, porque se volvió una cacería de brujas, que no unía si no que desunía”.

En contraposición Pedro Pemberthy, docente de Ciencia Política de la U. Nacional, dijo que fue un fracaso, porque pese a que eran preguntas “taquilleras”, no fueron capaces de motivar. “Les faltó pueblo. La idea era que saliera desde la sociedad civil, no que fuera una pelea entre los mismos”.

El resultado político
Miguel Silva, profesor del Instituto de Estudios Urbanos de la U. Nacional, dijo que fue un resultado histórico, sobretodo por las limitaciones de recursos. “Quedan mal las fuerzas que votaron aprobando la Consulta en el Congreso y luego la sabotearon convocando a la abstención”.

Según Pedro Piedrahíta, doctor en Derecho Internacional y profesor de Ciencia Política de la U. de Medellín, quedó abonado un capital político para un sector alternativo que propone una nueva forma de hacer política.

“Es un símbolo de rechazo, pero así mismo esto no va a resolver el problema de la corrupción. Por otro lado, queda el terreno listo para la candidatura de López en Bogotá y para muchos quemados de las pasadas elecciones que promovieron la consulta”.

A partir de mañana empieza una nueva competencia en el legislativo, porque quedó demostrado ayer que la bandera anticorrupción es popular y de muchos votos.

Habrá una hiperinflación de proyectos para combatir la corrupción, pero los intereses de cada colectividad podrían terminar truncando el mensaje que enviaron los votantes.

FUENTE EL COLOMBIANO

Excandidatos se resisten a perder visibilidad y poder político.

Estuvo varias semanas en una especie de retiro espiritual, no pasaba al teléfono, no opinó sobre la segunda vuelta y se alejó de los reflectores, pero hace dos semanas Germán Vargas superó la tusa electoral y saludó al país con un proyecto de reforma tributaria que ya radicó su partido, Cambio Radical, en el Congreso.

Días antes estuvo a punto de truncar la presidencia del Senado al Centro Democrático y fue decisivo para que cuajara la elección de Felipe Córdoba como contralor General. Sostuvo un encuentro con el presidente Iván Duque y posiblemente su partido se declare como de Gobierno y él se vaya a una embajada, aunque varios de sus copartidarios prefieren ser independientes. También volvió a las páginas de opinión del diario El Tiempo.

Quien sí no espero ni un día sino que desde su discurso en la segunda vuelta declaró su oposición fue Gustavo Petro, ahora senador gracias a la reforma del equilibrio de poderes. Sin que Duque arrancara trinó varias veces contra su futuro Gobierno y algunos de sus nuevos ministros. Convocó a una movilización el día de su posesión, en rechazo a la muerte de líderes sociales y como demostración de poder y rechazo al Gobierno.

Por su parte Sergio Fajardo, después de irse a ver ballenas al Pacífico y defender el voto en blanco en segunda, reapareció para agradecerle al presidente Juan Manuel Santos por su trabajo por la paz; se reunió con los líderes de Compromiso Ciudadano y, en redes, más que en la calle, promueve la Consulta Anticorrupción.

Humberto de la Calle retomó su columna en El Espectador, y aunque también apoya la Consulta, no ha figurado mucho en lo político, pero sí en la opinión. Su partido está jugado con Duque, camino que no quiso seguir el exjefe negociador en La Habana.

¿Listos para 2022?

Según Juan Carlos Rodríguez, codirector del Observatorio para la Democracia de la U. de los Andes, los líderes políticos buscan mantener vigencia en la medida en que, de forma personal o en relación con su proyecto político, tengan ambiciones en el futuro próximo.

“El caso raro, en realidad, no es el de los otros sino el de De la Calle, que se explicaría porque él no parece tener ambiciones personales y no lidera un proyecto político en sí”.

Al respecto John Fredy Bedoya, docente del Instituto de Estudios Políticos de la U. de Antioquia, afirmó que los excandidatos están en campaña constante, buscan mantener aliados y cercanía a sus electores para tener climas de opinión favorables para 2022. “Eso requiere estar en la escena pública y mantener control sobre el ejercicio del Senado y del presidente Duque”.

Para Carlos Builes, docente de Ciencia Política de la U. Pontificia Bolivariana, Petro quiere ser cabeza de la oposición y prepara su partido para 2019; Fajardo no está pensando en gobierno o candidaturas, pero sí en fortalecer su estructura para las regionales, mientras que Vargas quiere que su partido sea valorado.

FUENTE EL COLOMBIANO

Santos apoya reforma pensional de Duque.

El presidente de la República, Juan Manuel Santos, señaló este lunes en el marco de un conversatorio que se desarrolló en la Cumbre Concordia Américas, que está de acuerdo con la propuesta de reforma pensional que propone el presidente electo Iván Duque.

“Hay una reforma que no logré sacar adelante y es la reforma pensional. Nuestro sistema pensional es muy injusto. Se están subsidiando las pensiones más altas y esas personas tienen un costo muy alto. Por eso se requiere una reforma pensional, porque el peso del gasto en pensiones está aumentando a un ritmo muy rápido. Esto ha sido ya anunciado por el nuevo Gobierno y por supuesto estoy totalmente de acuerdo”, manifestó.

Duque en su campaña presidencial afirmó que no está de acuerdo con aumentar la edad pensional y por el contrario sostuvo que se debe formalizar la base de los cotizantes.

El mandatario electo también aseguró que se necesita unificar los regímenes de prima media y los privados a través de una transición, así como bajar las pensiones a los expresidentes.

Santos también agregó que Colombia sigue con una economía demasiado informal, pese a que en su gobierno se han formalizado más del 50 % de los empleos en el país.

El respaldo a la reforma pensional por parte del primer mandatario se dio en un conversatorio con David H Petraeus, exdirector de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), en el marco de la Cumbre Concordia Américas que se realizará hasta este martes en Bogotá.

FUENTE EL COLOMBIANO

Crisis de los partidos tradicionales genera cisma entre liberales.

Como en las épocas del proceso 8.000 el Partido Liberal está en crisis, sus miembros más representativos se han ido desvinculando de la colectividad. El punto de quiebre fue la adhesión por parte de los liberales a la campaña del recién elegido presidente Iván Duque lo que muchos en la colectividad consideran una inconsistencia ideológica.

La factura se la pasan muchos de sus miembros al actual director, César Gaviria, pues fue bajo su batuta que el Partido Liberal se opuso al segundo gobierno del expresidente Álvaro Uribe y hoy dio la voltereta y se dedica a acompañar al candidato del Centro Democrático.

Desde el anuncio de Gaviria de sumarse a Duque varios de los hoy congresistas montaron rancho aparte y no apoyaron ni siquiera el anuncio de adhesión. Quienes no están con el expresidente son: Juan Manuel GalánJuan Fernando CristoLuis Fernando Velasco Horacio José Serpa.

La molestia de los congresistas es evidente y es que muchos de los grandes electores del 2014 se retiraron de la colectividad o piensan irse.

Divididos

Sin embargo, los caminos de la disidencia tampoco están definidos. Galán lucha por revivir el Nuevo Liberalismo, creado por su padre, Luis Carlos Galánen 1979 como una alternativa para los liberales que no creían en la institucionalidad de la colectividad.

“La Unión Patriótica y el Nuevo Liberalismo sufrimos exterminio por parte de fuerzas paramilitares. En el Magdalena Medio fueron asesinados más de 50 concejales que pertenecían a este movimiento y pese a que se nos reconoce el exterminio la Sección Quinta del Consejo de Estado determinará si nos devuelve la personería jurídica”, aseguró Galán.

Por otro lado, el exministro y excandidato de la consulta liberal Juan Fernando Cristo afirmó que quiere “hacer un movimiento diferente con gente de todo el país: víctimas, jóvenes independientes, personas de izquierda. No solo liberales. Esto no es una disidencia es un movimiento ciudadano fuera del liberalismo ”.

Según Enrique Serrano, profesor de la Universidad del Rosario, el Partido Liberal muestra no solo atomización sino la tendencia a apoyar otros movimientos con más fuerza y en este escenario, “la culpa no sería solo de César Gaviria, tendría una parte, pero no toda. El partido estaba condenado desde antes. Cualquiera que fuera el director tendría ese problema”. Agregó que debido al difícil panorama que tienen los liberales se “rearman constantemente según la contienda política de turno. El partido juega en muchos tableros y le toca ser imaginativo para conservar los votos que de otra manera perdería irrevocablemente”.

FUENTE EL COLOMBIANO

Hoy Santos se juega la última carta para la JEP.

Si hoy la plenaria del Senado no aprueba la ley de procedimiento de la Justicia Especial para la Paz, el gobierno de Juan Manuel Santos no tendría otro chance para aprobarla y, temporalmente, esa jurisdicción podría dictar su propio reglamento.

Por eso es que el Ejecutivo ha tratado de conciliar con el Congreso una salida al proyecto, en una subcomisión liderada por la senadora del Centro Democrático Paloma Valencia.

En esas discusiones que se realizaron el lunes pasado, el ministro del Interior, Guillermo Rivera, dio su brazo a torcer en 24 puntos, pero quedaron dos que a su parecer no pueden aceptarse por inconstitucionales: se trata de la competencia de la JEP para determinar la extradición de miembros de las Farc y la creación de una sala para juzgar a los militares (ver antecedentes).

Sin embargo, propuso discutir en la plenaria de Senadolas propuestas para que “en democracia el Congreso decida”. Al cierre de esta edición el Centro Democrático no había firmado el nuevo informe de ponencia y, sin ese acuerdo, el Gobierno no tendrá mayorías.

Los cambios

EL COLOMBIANO conoció las proposiciones que fueron aceptadas por el Gobierno y que serían aprobadas si se llega a un acuerdo en la subcomisión. Se destacan: la eliminación del lenguaje de enfoque de género -en ninguna parte aparecerá la ya conocida sigla LGBTI-, se incorporaron los derechos al debido proceso, la presunción de inocencia y el buen nombre para los comparecientes como garantía para investigados, en especial terceros. También se le quita competencia a la Defensoría de Familia.

La policía judicial es de la Unidad e Investigación y Acusación y no de la JEP, de este modo actuará con independencia del tribunal transicional, alejando las críticas de una “fiscalía paralela”. Los informes de macrocriminalidad no pueden ser considerados como única prueba contra un acusado y la pérdida de los beneficios por incumplimiento se amplían para todos los comparecientes.

En el caso de los agentes del Estado, el Ministerio de Defensa podrá intervenir; se contempla que ostentan el ejercicio legítimo de la fuerza y, uno de los puntos más importantes, es que sus acciones se presumen legales.

Sobre la extradición, el Gobierno concedió que la JEP no pudiera, en ningún caso, “pronunciarse sobre el fondo del asunto ni sobre la responsabilidad de quien fuera solicitado en extradición”, queda únicamente con el derecho de definir la fecha de la comisión del delito, es decir, si fue antes o después de la firma del Acuerdo de paz.

Por último, se agregaron las versiones voluntarias con valor de confesión en los procesos judiciales, asunto que era exclusivo de la Comisión de la Verdad.

Las opciones

En la plenaria podrían presentarse tres escenarios: el primero, es que no haya acuerdo entre el Gobierno y la subcomisión y se hunda la iniciativa, lo que significaría que la JEP funcionará a su manera.

David Suárez, constitucionalista de la Universidad Eafit, explicó que “la JEP va a seguir funcionando y se va a dictar sus propios procedimientos a través de instructivos y normas internas, pero eso se soluciona con el nuevo Congreso que recibirá otro proyecto de ley”.

El segundo panorama es que haya acuerdo y en la deliberación sobre el tema de la extradición y de los militares gane la propuesta del Centro Democrático, ya que sus mayorías están más consolidadas.

“Como es una ley ordinaria tendría que tener la sanción presidencial, que le tocaría a Santos, quien podría objetarla por razones de inconstitucionalidad o cualquier ciudadano puede demandarla, y así iría a revisión de la Corte, que en condiciones normales la declararía inexequible”, señaló Suárez.

El último escenario es el que el Gobierno desea. Que haya acuerdo y se apruebe la iniciativa sin los dos cambios adicionales, lo que le daría un respiro al Ejecutivo y podría en funcionamiento a la JEP.

El profesor expresó que esto último es lo que en realidad le favorece al acuerdo: “La JEP podría empezar las grandes investigaciones, los grandes juicios, podríamos empezar a ver a Timochenko diciendo la verdad, pidiendo perdón y reparando a las víctimas”.

Si el nuevo Gobierno, una vez resulte el tercer panorama, quiere reformar lo concerniente a la extradición y a la sala para los militares, deberá presentar al Congreso una nueva reforma constitucional, que tiene ocho debates lo que, para Suárez, “no es muy complicado y con las nuevas mayorías es posible hacerlo”.

FUENTE EL COLOMBIANO

Duque, nuevo presidente de Colombia.

Unos veinte minutos antes de que el presidente electo, Iván Duque, subiera a la tarima dispuesta en el Cubo de Colsubsidios, en Bogotá, donde los esperaban cientos de simpatizantes desde las 3:00 pm, una de sus asistentes ubicó un par de hojas manuscritas sobre el atril.

El nuevo mandatario nunca fijó su mirada sobre sus letras. Hizo primero su aparición la vicepresidente electa, Marta Lucía Ramírez, acompañada de su familia. Minutos después, en medio de la euforia apareció Duque, con su mamá, Juliana Márquez y con la nueva primera dama, la también abogada María Juliana Ruiz, y sus tres hijos, Luciana, Eloisa y Matías.

A los niños los ubicaron en sillas de plástico, y se quedaron ahí durante todo el discurso de su papá, que antes de empezar a hablar recibió un par de golpecillos en el pecho de Luis Guillermo Echeverri, “luigi”, su gerente de campaña, que podrían traducirse es un: “se lo dije”… Ese abrazo fue el preámbulo.

Duque dijo que su tarea no era ganar la Presidencia, sino superar los odios y unificar al país, para sacar adelante las reformas que planteó en su programa de gobierno, ‘Construyendo futuro’, en temáticas como emprendimiento, legalidad, salud y equidad.

Estaba escoltado por una veintena de integrantes de su equipo primario. No obstante, en la tarde si estuvieron en el recinto varios dirigentes y políticos, como el excandidato Óscar Iván Zuluaga.

Hasta el final hicieron presencia, pero desde las gradas el exprecandidato Alejandro Ordóñez y varios congresistas de diferentes partidos, especialmente del Centro Democrático, el Conservador y el MIRA.

El expresidente Álvaro Uribe, su mentor, escuchó las palabras de su pupilo desde su finca en Rionegro. “Ni Duquismo ni Petrismo, ahora vamos a trabajar unidos por Colombia”, fue una de las frases que más aplausos generó. Antes de su llegada, la logística pidió a los asistentes no saltar, porque el piso de movía.

Los principales mensajes

El nuevo presidente de Colombia deja tres grandes mensajes: el primero es que será un gobierno de gente joven, con el objetivo de unir al país. “Usó una anáfora (repetición) indicativa: construcción, reconciliación, y sin mirar hacia atrás. Con esto enmarca su estilo de no revanchas y superar la polarización”, explicó Nury Gómez, politóloga de la U. Nacional y especialista en Comunicación Política de la U Eafit.

Agregó que, lo segundo, es que le quitó ejes de campaña a Petro, en reiterar la lucha contra la corrupción, la búsqueda de sostenibilidad ambiental y el compromiso con una reforma rural. El tercer punto, dejó claro que se moverá entorno a la legalidad y la justicia social, con una promesa de no hacer trizas el Acuerdo de paz con la Farc, sino de buscar seguridad y concretar justicia, reparación y no repetición.

“Llama la atención que no mencionó ni llamó al diálogo a Gustavo Petro y el poco agradecimiento a quienes lo apoyaron en segunda vuelta. Interesante el ‘olvido’ de Cambio Radical y apoyos de La U, César Gaviria y el liberalismo (…) fue un discurso ceremonial, pausado y ensayando, con voz calmada, pausas amplias y frases cortadas. Esto se hace con la intención de dejar claridad en que él tomará las decisiones”.

Entretanto, Liliana Gómezdocente de la Maestría en Comunicación Política de la U. Externado, dijo que Duque enfatizó en su discurso en que es él el presidente que ha tenido la más alta votación de la historia, para restar importancia en su falta de experiencia y para mostrar que tiene gobernabilidad. “Insistió en que será un presidente de la unión, que hará que en Colombia quepamos todos”.

Añadió que fue importante que habló de cuidar a los guerrilleros rasos que, según él, tendrán en su gobierno todas las condiciones para su desmovilización y reincorporación. Sin embargo, insistió en que se habrá cambios en la implementación de Acuerdo de La Habana.

“Hizo anuncios importantes, como que cuidará el medio ambiente y asegurará educación universitaria gratuita para estratos 1 y 2. Fue un discurso conciliador y esperanzador, de alguien que quiere enviar un mensaje de tranquilidad. Igual hay que esperar porque él dijo que un presidente no hace milagros”, precisó Gómez.

Reto: la gobernabilidad

En el fondo, el presidente electo, en palabras de Jaime Carrión, docente del área de Partidos Políticos de la U. Nacional, sede Medellín, dejó ver fuertes pretensiones de gobernabilidad y gobernanza. Con apropiación del discurso de otros candidatos, incluso de aquellos que han manifestado su más férrea oposición.

“Su estrategia inicial parece recoger los temas fuertes de sus contrincantes: sostenibilidad ambiental, clase media rural, corrupción y educación gratuita. Sorprendió que la reforma al Acuerdo no fuera dominante en su discurso”,

En contraposición Luis Trejos, docente de Ciencia Política de la U. de Norte, dijo que ganaron los gremios económicos, que recibirán beneficios tributarios, y las maquinarias regionales, “que concentraron sus esfuerzos en un solo candidato y por eso mantendrán sus cuotas”.

Su primer viaje oficial, una vez tome posesión, será a San Andrés y, al día siguiente se desplazará a Tibú, en el Catatumbo. Dos mensajes de unidad, soberanía nacional y lucha desde el primer momento contra la inseguridad.

La aparición pública de Duque en el escenario pudo ocurrir antes, en 2010. Hizo aportes para el programa de Gobierno del candidato Juan Manuel Santos, y cuando este quedó electo, bajo las banderas de la Seguridad Democrática, estuvo en el sonajero para ocupar la cartera de Cultura, pero las intrigas bloquearon esa posibilidad.

En ese momento era el jefe más joven de la División de Cultura, Creatividad y Solidaridad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde llegó en 2001 como asesor, recomendado por el ministro de Hacienda, Santos, quien también o tuvo como consultor.

Tuvo que esperar cuatro años más para su epifanía en la política electoral nacional. Pero ese tiempo no fue en vano: logró estrechar su relación humana e ideológica con el expresidente Álvaro Uribe, quien por esos días estaba en Estados Unidos en foros y conferencias.

“Ayúdate que yo te ayudaré”

En agosto de 2010 la ONU creó un comité internacional compuesto por cuatro personas, entre ellas el expresidente Uribe, para que investigaran el ataque israelí contra una flotilla de ayuda a Gaza, que dejó nueve muertos. Uribe, que ya tenía muy buenas referencias de Duque, le pidió que fuera su asesor.

Al tiempo se convirtió en su asistente profesoral en varias universidades norteamericanas. Pese a su cercanía con Santos, prefirió quedarse de lado de Uribe, cuando ambos líderes rompieron cobijas.

Según el senador José Obdulio Gaviria, en ese lapso se formó una estrecha relación de colaboración entre ambos, tanto profesional como política, por los encuentros en ideas liberales y democráticas. “La primera gran discusión sobre la creación del Puro Centro Democrático, como se denominó al inicio, se hizo en Estados Unidos, en 2012”.

Gaviria, quien fue junto al representante por Antioquia, Federico Hoyos, de los primeros en empezar a ventilar una posible candidatura de Duque, desde finales de 2015, recordó que lo conoció en 1997, cuando el Instituto de Estudios Liberales de Antioquia lo invitó a organizar la constituyente liberal, para intentar salvar al partido de los efectos del proceso 8.000. “Desde ese momento se percibía de cultura extensa y pensamiento liberal. Hablaba de los grandes pensadores europeos y norteamericanos. Cualquiera que tuviera contacto con él captaba esa profundidad intelectual”.

En el BID también conoció a una persona clave en su futuro político: Luis Guillermo Echeverri, hijo de Fabio Echeverri, mecenas de Uribe y director ejecutivo designado por el entonces presidente Uribe y quien ahora es su gerente de campaña. Desde ese organismo, donde estuvo hasta el 2013, conoció no solo a los dirigentes del uribismo sino a empresarios y políticos de todo el país, porque las romerías aumentaron en Washington D. C. ante la firma de los tratados de libre comercio.

La epifanía política de Duque

Para los cercanos a Uribe no fue una sorpresa cuando, en 2014, Uribe invitó a Duque a ser parte de la lista cerrado del Senado que él encabezaría, y en la casilla séptima, que le garantizaba su curul. No tenía duda de su potencial, capacidad y proyección política. Otros sectores cuestionaron la buena ubicación de una persona tan joven y desconocida en las lides políticas.

Duque no pudo estar presente en muchas de las actividades de la campaña, entre otras cosas, porque estaba entregando su cargo en el BID. Muchos de sus compañeros de bancada lo conocieron previo al 20 de julio, cuando se reunieron todos los congresistas electos a definir en qué comisión estaría cada uno.

Un detalle no menos importante es que Uribe ubicó a Duque al lado izquierdo de su curul, es decir, a las derecha para las audiencias. Eso le permitió tener mayor visibilidad mediática. Pero el impacto en la opinión y los medios no sería tal si no hubiera estado acompañado de una tarea legislativa rigurosa.

El representante Hoyos afirmó que Iván, como lo llaman sus compañeros, conformó una unidad legislativa muy técnica, que siempre le mantenían en carpetas con proyectos, información de cada debate, cifras y datos actualizados del Banco de la República, de Fedesarrollo, que ayudaron a robustecer los debates que empezó a protagonizar. Incluso, los asesores del Ministerio de Hacienda se sorprendían de que un abogado dominara asuntos económicos del país con tanta profundidad, pero ese también era el reflejo de dos maestrías en EE. UU.

“En 2015 me sugirió que hiciera en la Comisión Segunda un debate sobre la llegada de los venezolanos. Tuvo la capacidad de adelantarse a lo que hoy estamos viviendo. Fue clave en la mitigación de efectos negativos del TLC con Corea. Se lució en los debates de la reforma tributaria, pues advirtió los efectos del aumento de 3 puntos del IVA. Alertó por el aumento de deuda en cuenta corriente y el crecimiento del gasto público. Sacó 5 leyes adelante, estando en oposición”.

Se volvió invitado habitual en espacios de debate, entrevistas y foros. Al tiempo, Duque mantenía la disciplina semanal de escribir, él mismo, no sus asesores, las columnas de opinión para los diarios Portafolio y EL COLOMBIANO.

El plebiscito y su consagración

El 20 de agosto de 2016 el Congreso autorizó al presidente Santos convocar al plebiscito con el cual se pretendía refrendar el Acuerdo al que se llegara en La Habana. Ante lo desventajoso que resultaba dar ese pelea contra el aparato oficial, institucional y mediático, con un umbral a la medida y una pregunta sugerente, tomó fuerza en un sector del Centro Democrático la posibilidad de no participar en el proceso.

Pero en un cónclave de bancada, donde todos expusieron sus argumentos, el senador Duque defendió la necesidad de que el partido hiciera una campaña responsable por el No. Y esa posición se impuso en la votación interna. Desde ese momento se convirtió en uno de los jefes de debate más importantes de esa campaña y le inyectó argumentos económicos y jurídicos.

En la revisión de constitucionalidad del plebiscito, Duque participó en la audiencia pública y alegó vicios procedimentales y sus implicaciones legales. No obstante, la Sala Plena le dio el visto bueno el 19 de julio de 2017, eso sí, dejando claro que no se votaría por la paz, sino por el fin del conflicto con la Farc.

Pese a todo, estaba tan seguro del poder de los argumentos del No, como luego lo estaría de su candidatura, que fue de los pocos dirigentes de ese sector que, en la recta final de la campaña, cuando en todas las encuestas el Sí ganaba por mucha ventaja, decía públicamente que el No ganaría, aunque por estrecho margen, como efectivamente ocurrió el 2 de octubre de 2016.

Su precandidatura ya estaba tomando forma y su visto bueno se lo confirmó al país el expresidente Uribe, de manera implícita, cuando lo nombró como uno de los tres voceros de su partido para la renegociación del Acuerdo, junto a Óscar Iván Zuluaga Carlos H. Trujillo.

Con la firma del nuevo Acuerdo en el Teatro Colón y su posterior refrendación en el Congreso, pese al rechazo de la oposición, no culminó el papel de Duque. Presentó una demanda ante la Corte Constitucional contra el fast track (vía rápida) aprobado para la implementación legislativa, que fue fallada en mayo de 2017 y obligó al Congreso a votar punto por punto los proyectos, y no en bloque, como se disponía.

¿El relevo o el sucesor?

La vocería del No y el control político en el Congreso los alternó con su precandidatura, que se empezó a ventilar en su círculo más cercano a finales de 2015, pero que para la gran mayoría de congresistas, fieles a Zuluaga, era una carrera imposible, porque no tenía base electoral ni estructura política.

Desde dos frentes empezaron a promocionarlo: un grupo de empresarios liderados por Fabio Echeverri, mecenas de Uribe y jefe de debate de su reelección, su hijo Luis Guillermo y la Alicia Arango, exsecretaria privada de la Casa de Nariño en la era Uribe. En el otro plano estaba el Centro de Pensamiento Primero Colombia.

Empezó a realizar unos talleres bautizados ‘construyendo país’. Iba y venía silencioso por diferentes ciudades. No tenía cámaras encima, lo esperaban un par de amigos y ellos mismos lo presentaban ante auditorios pequeños, de máximo 20 personas. Durante 2016 recolectó 5.600 propuestas ciudadanas y, en 2017, con ese insumo escribió dos libros y construyó, un año más tarde, su programa de gobierno.

Pensar que delante de él estaban dirigentes de la talla de Zuluaga, Trujillo y Luis Alfredo Ramos hacía inviable su aspiración, pero hace año y medio le dijo a este diario que no lideraba una campaña improvisada y no buscaba otro cargo.

Ante la polvareda que se armó en julio de 2017, cuando Uribe dijo en Twitter que Daniel Samper era un violador de niños, Duque fue el único alfil del uribismo que no salió en defensa del expresidente. Eso fue aprovechado para que secanos al exmandatario le pidieran que no se fiase del senador, pero este se hizo el de la vista gorda.

Los dos presidenciables no pudieron entrar en la carrera, el primero por el riesgo que se corría con el entramado de Odebrecht vivo, y al segundo porque la Corte Suprema no definió su situación jurídica. Lo primero también le hizo sombra a Duque, porque se conoció que participó en una reunión en Brasil en 2010 con Zuluaga y el publicista ‘Duda’ Mendonça, pero apagó ese incendio porque afirmó que su desplazamiento lo pagó la campaña y nunca se reunión con esa empresa.

Superado ese asunto, empezó a recibir ataque fuertes de varios de sus copartidarios por posturas del pasado frente a temas morales y de coyuntura del país, especialmente del exministro Fernando Londoño, quien lo acusó de ser un “santista camuflado” “mozalbete inteligentón” e, incluso, le sugirió que, si era consecuente, se presentara como candidato independiente. Duque nunca entró en controversias.

Tenía claro que si el mecanismo de elección era una convención, su posibilidades de ser nominado se reducían, y por eso pidió por una consulta abierta. Como ya venía en marcha la alianza entre Uribe, el expresidente Andrés Pastrana y el exprocurador Alejandro Ordóñez, en octubre pasado los precandidatos acordaron que la selección se hiciera a través de encuestas y que quien saliera elegido entraría a consulta en marzo con otros sectores afines.

En la precampaña hubo un momento crítico, en noviembre, por el roce que se presentó con el precandidato Rafael Nieto, por un trino de Duque sobre el agro, que este tuvo que salir a aclarar. No obstante, En las tres mediciones el senador salió en primer lugar en intención de voto. La final se hizo entre el 6 y el 9 de diciembre del año pasado. Obtuvo el 29% de favorabilidad, seguido por Trujillo y Nieto con el 20 %.

Pero eso no fue suficiente. En la medición de Yanhaas del 22 de diciembre pasado, publicada por este diario, quedó de cuarto, con el 6 % entre todos los demás precandidatos. Hasta enero, algunos dirigentes de su partido, insinuaron que había que pensar en el país y que Marta Lucía Ramírez era una buena opción. Ahí siempre aparecía el senador Gaviria como escudo.

Duque no movió en milímetro de su postura inicial y aunque la consulta estuvo a punto de morir porque Ramírez prefería la encuesta y Pastrana no quería a Ordóñez, Uribe logró tirar línea y los tres se matricularon para la consulta del 11 de marzo. Previo a ese momento el expresidente le levantó la mano y lo presentó en múltiples escenarios.

Poco a poco los dirigentes de su partido fueron rodeándolo en la etapa final de la consulta, y se unifico completamente cuando salió victorioso con 4’031.296. Según Gaviria, en la campaña de la consulta Duque logró conectarse con la gente y, luego de la consulta, alzó vuelo propio, tanto que prefirió prescindir muchas veces de su mentor. Hoy empieza su propia historia.

FUENTE EL COLOMBIANO