Cada anuncio o decisión que se haga con Ecopetrol importará en la medida en que el Estado es dueño del 88,49 % de la empresa. Eso quiere decir que las utilidades que se generen desde esa compañía van a parar, en su mayoría, a las arcas del país. Para hacerse a una idea, solo durante el tercer trimestre del año pasado, el desempeño del crudo le representó a Ecopetrol ganancias por cerca de 8 billones de pesos.
Dinero que se traduce en la repartición de dividendos. Es decir, un precio base de ganancias a los accionistas de la compañía. Para poner un ejemplo, durante el año pasado los entonces 341.000 accionistas minoritarios de la petrolera recibieron $421.000 millones, gracias al pago de un dividendo ordinario establecido en 89 pesos.
La Nación (que cumple como accionista mayoritario) recibió entonces 3,2 billones de pesos, los cuales fueron pagados en dos cuotas; los minoritarios sí recibieron, en un solo pago, el dinero que les correspondía por su participación. En los próximos días la compañía informará sus resultados consolidados del año pasado y ahí se establecerá cuál es el dinero que le quedará a los dueños de Ecopetrol.
De ahí que sea tan importante discutir a profundidad todas aquellas propuestas que afecten los intereses de la Nación sobre la compañía. Como la que hizo el pasado 17 de enero el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, sobre la posibilidad de que el país saliera de un 8,49 % de su participación en Ecopetrol.
El anuncio se hizo con la idea de que el Gobierno pudiera tener una puerta de salida frente a la necesidad de recoger 7 billones de pesos faltantes de la más reciente reforma tributaria, dinero que además sería utilizado para capitalizar algunos programas sociales, hoy deficitados. Una posible venta de esa participación le supondría al país un ingreso de 10 billones de pesos. “Obviamente, toca discutir el tema con el señor presidente de la República, pero esos recursos están aprobados. Esa operación está aprobada”, dijo en su momento Carrasquilla.
Controversia
Ese plan ya ha despertado voces encontradas. De un lado expresidentes de Ecopetrol como Carlos Rodado Noriega creen que no es buena idea tapar huecos fiscales con la venta de participaciones estatales en empresas tan importantes como Ecopetrol, mas cuando se está en un negocio que si bien es volátil, aún es representativo.
Sin embargo, para expertos como José Roberto Acosta, miembro de la Red por la Justicia Tributaria, la propuesta es válida en la medida en que “es una maniobra necesaria si se tiene en cuenta que el país necesita los recursos que este Gobierno no pudo conseguir. Era un anuncio cantado, y al final termina siendo un tapa huecos”.
La iniciativa de Carrasquilla también se sustenta en que si bien el petróleo es uno de los negocios más importantes para el país, pues solo en exportaciones representó en 2018 el 59 % del monto total (es decir, de los 41.831 millones de dólares que vendió Colombia, 24.709 llegaron gracias al grupo de combustibles y productos de las industrias extractivas), es una actividad cada vez menos atractiva: precios, reservas y medioambiente lo empujan.
El tema se resume en que la industria parece tener los barriles contados. Según datos entregados por la consultora noruega Rystad Energy, la cifra se estima en los 2,1 billones. “Razón por la que gran parte de las actividades económicas que sustentan su existencia en el uso de este tipo de materias primas estén empezando a hacer un cambio disruptivo”, sentenció Acosta. El experto se refiere a lo que están haciendo fabricantes como Nissan, Mercedes Benz, BMW, entre otras firmas, que apuestan por vehículos que funcionen con combustión alternativa (electricidad o gas).
Pendiente del cambio
Y la estatal petrolera entonces no puede ser ajena a la necesidad de hacer parte de esa transformación. De ahí que Ecopetrol se preocupe por llevar a cabo un plan en el que la diversificación de su portafolio sea una de las máximas.
Sin embargo, no se debe dejar a un lado la necesidad de contar con las herramientas y mecanismos necesarios para garantizar la continuidad del negocio más fuerte de la compañía: el petróleo. En ese sentido es también importante lo que se haga para contar con un gobierno corporativo que enrute los intereses de la empresa en ese negocio.
Es así como Ecopetrol dio a conocer, el pasado 6 de febrero, a los nuevos miembros encargados de apoyar y liderar ese fortalecimiento y transformación. Fueron tres los nombramientos: Jorge Osorio fue designado como vicepresidente de Desarrollo y Producción; Alberto Consuegra, como vicepresidente ejecutivo, y Héctor Monsalva, como presidente de Cenit (filial del Grupo Ecopetrol que lidera la logística y transporte de hidrocarburos y combustibles en el país).
Para Raúl Ávila, profesor experto en economía y empresas de la Universidad Nacional, este tipo de movimientos corporativos, cuando se realizan en altas instancias, se hacen para dar una suerte de “renovación y fortalecimiento de objetivos”.
“Hablando en términos de alta gerencia, estos movimientos se convierten en estrategias fundamentales con la idea de que a los niveles más altos de una compañía lleguen nuevas ideas, otras oportunidades para generar más fuentes de negocio, pero sobre todo para darle un cambio, una nueva visión que aterrice las prioridades a las que se somete una empresa”.
Un plan de 11 años
Y como la idea es que Ecopetrol siga el ejemplo de lo que están haciendo las petroleras más importantes del mundo, su plan de aquí a 2030 contempla una serie de inversiones en la generación de energía no convencional que la empiecen a poner en el mapa de un negocio que cada vez gana más adeptos.
De esta manera, el plan de inversión de la compañía de 2019 “está centrado en el crecimiento disciplinado del segmento de exploración y producción, al cual se destinará el 81 % del total de las inversiones, lo que permitirá que la producción alcance un nivel de entre 720.000 y 730.000 barriles de petróleo equivalentes por día (petróleo y gas), y la incorporación de reservas probadas equivalentes al 100 % de la producción de petróleo y gas”, dijo la empresa.
Sin embargo, uno de los planes más atractivos sobre los cuales Ecopetrol fijará sus esfuerzos es el de la generación propia de energía renovable. La idea es que con la implementación de un parque solar de 18 hectáreas la compañía empiece a ser protagonista en un segmento que aún está por ser explorado (ver Radiografía).
El pasado 17 de agosto, momento en el que se hizo el anuncio, Felipe Bayón, presidente de la compañía, dijo a través de un comunicado de prensa que: “La incursión en proyectos de gran escala de energía solar marca un hito en la historia de Ecopetrol, que se adiciona a otros desarrollos para contar con una matriz energética más diversificada y limpia, que contribuya a la protección del medio ambiente y a garantizar la seguridad energética de Colombia”.
La idea es que este plan pueda generar entre 10 y 15 MW, lo que equivale al consumo de 6.000 hogares. Sumado a esto, la planta evitará la emisión de cerca de 14.000 toneladas de CO2 en un año y de 210.000 toneladas en 15 años, además de reducir los costos de energía eléctrica del campo. Las menores emisiones equivalen a sembrar 28.000 árboles anuales.
“Lo hacen bien aquellas empresas petroleras que saben que su fuente primaria de trabajo puede estar en riesgo de acabarse en 20, 30 o más años. No es gratuito que incluso la industria del transporte aéreo esté haciendo cambios y no utilice los combustibles tradicionales para el funcionamiento de parte de su flota de aviones, eso supone un grandísimo llamado de atención para un segmento que debe repensarse”, añadió Acosta.
Vale la pena recordar que la incursión en energía solar de Ecopetrol se suma a la producción de biocombustibles a partir de la palma y de la caña en dos plantas en Barrancabermeja, Santander y Puerto López, Meta, “así como a la estrategia de impulsar más proyectos de exploración y producción de gas natural, un combustible amigable con el medio ambiente”, según se lee en los objetivos de la firma.
FUENTE EL COLOMBIANO