Colombia denunciará a Cuba por alojar a integrantes del Eln

En un comunicado de prensa, el Ministerio de Relaciones Exteriores insistió en la necesidad de que varios jefes del Ejército de Liberación Nacional (Eln), sean entregados inmediatamente por el gobierno de la isla a Colombia.

De no ser así, el gobierno colombiano planea denunciar ante las más altas instancias de la ONU por alojar, proteger, financiar o permitir la circulación en su territorio de miembros de grupos que hayan cometido, cometan o planeen cometer actos terroristas en Colombia.

La comunicación oficial recordó que “desde enero pasado se hizo esta solicitud en relación con dos de sus máximos jefes, Nicolás Rodríguez Bautista, alias “Gabino”, e Israel Ramírez Pineda, alias “Pablo Beltrán”, quienes se encuentran en la República de Cuba y sobre los cuales han sido expedidas circulares rojas de Interpol, lo que impone la obligación a Cuba de dar cumplimiento al Tratado de Interpol, que ambos países han ratificado”.

La Cancillería aclaró que respeta y dará aplicación a la Resolución 1373 del 28 de septiembre del 2001, aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo cual le da derecho para imponer la denuncia.

Tras los fallidos diálogos de paz entre el Gobierno y la guerrilla del Eln, varios de sus integrantes permanecen en Cuba mientras que el presidente Iván Duque no restablece las conversaciones por los actos delictivos y permanentes de ese grupo. El mandatario continúa pidiendo la extradición de sus líderes por parte de Cuba.

FUENTE EL COLOMBIANO

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En Venezuela siguen los acercamientos y las divisiones

Esta semana los delegados del régimen de Nicolás Maduro y del presidente interino Juan Guaidó –reconocido como mandatario legítimo por cerca de 60 países, entre ellos Colombia– regresaron a Barbados para continuar los acercamientos que realizan con la mediación del gobierno Noruego para conseguir una solución a la crisis de Venezuela.

La nueva ronda de contactos se da después de que la oposición le diera una pausa a las conversaciones dos semanas atrás, cuando se conoció la muerte del capitán de corbetaRafael Acosta Arévalo, quien falleció a los nueve días de haber sido apresado por la Dirección de Contrainteligencia Militar. El motivo: las torturas que le habrían propinado, según indicaron organizaciones como la Coalición por los Derechos Humanos y la Democracia.Lea también: “En Venezuela están Eta y Hezbolá”: Iván Simonovis, expreso político.

Entonces, tras sobrepasar ese obstáculo y con los pasos que se dieron la semana anterior (del 8 al 10 de julio), en estos días ambas partes volvieron al diálogo.

Pero el camino no está fácil.

Según reseñó el diario El País de España este martes, hay divisiones marcadas por que ladelegación de Maduro pide que se mantenga una mesa permanente, mientras que los opositores reclaman una negociación explícita.

Lo que dicen las partes sobre el diálogo

Desde el 23 de enero, cuando se juramentó como presidente interino ante la Asamblea Nacional –organismo opositor reconocido como legítimo por países como Colombia y Estados Unidos– Guaidó no cesa de repetir la ruta: “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”.

Y esa es la premisa con la que sus delegados Gerardo Blyde, Fernando Martínez, Stalin González y Vicente Díaz están acudiendo a la conversación mediada por Oslo.

El pasado domingo 14 de julio, cuando este equipo viajó a Barbados, el Centro de Comunicaciones del presidente interino aseguró que su objetivo es “lograr el cambio que le ponga fin al sufrimiento de los venezolanos”.

Entre tanto, el oficialismo afirmó que continúan con el “planteamiento fundamental del presidente Nicolás Maduro: un diálogo permanente para la paz (…), para la resolución constitucional y democrática de las controversias políticas”, en palabras del ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez.

Rodríguez, junto al canciller Jorge Arreaza y el gobernador Héctor Rodríguez lideran la comitiva oficialista.

A la fecha (16 de julio) hay una mesa de trabajo. En medios ha circulado la versión de que se está contemplando un llamado a elecciones para 2020, pero el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, negó esta afirmación.

Guaidó, al ser consultado sobre el posible llamado a elecciones, no negó esta afirmación ni la confirmó, en una entrevista del pasado 9 de julio.

FUENTE EL COLOMBIANO

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Venezolanos sienten alivio tras reapertura de frontera

Los venezolanos aliviaron un poco sus penurias con la reapertura parcial de los puentes fronterizos con Colombia. Miles lograron cruzar a pie este sábado para abastecerse o recibir atención médica, pese al bloqueo con contenedores que se mantiene del lado venezolano.

El gobierno de Nicolás Maduro rehabilitó el paso peatonal por el estado Táchira después de haber ordenado, en febrero, el cierre de la frontera con Colombia para impedir el ingreso de ayuda estadounidense ante la severa escasez de alimentos e insumos médicos en su país.

La medida anunciada el viernes por el mandatario comenzó a regir este sábado y permitirá el ingreso y salida de venezolanos entre las seis de la mañana y nueve de la noche, explicó la vicepresidenta Delcy Rodríguez en un tuit.

Desde primeras horas, miles de personas se volcaron sobre los puentes fronterizos que conectan a Táchira y el departamento colombiano de Norte de Santander, según observaron periodistas de la AFP.

El jefe de Migración Colombia, Christian Krüger, reportó un “leve incremento” con respecto al flujo habitual en la frontera, sobre todo en los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, en la ciudad de Cúcuta.

Hacia el mediodía día unas 18.000 personas habían ingresado desde Venezuela y más de 8.000 salieron de Colombia, precisó el funcionario en una declaración a los medios.

Antes del cierre fronterizo, un promedio de 30.000 personas pasaban a diario por el Simón Bolívar, según cálculos de migración.

Si bien saludó la reapertura de los pasos limítrofes, Krüger reprochó al gobierno de Maduro por mantener bloqueado el tránsito por los puentes internacionales mediante contenedores repletos “de arena y piedra”.

El chavismo, que cortó relaciones con Colombia, interpuso los obstáculos en rechazo a la fallida entrada de ayuda estadounidense, que siempre denunció como un pretexto para una invasión militar.

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Satisfacción a medias

Venezolanos que hablaron con la AFP se quejaron igualmente de las largas filas y espera para cruzar hacia territorio colombiano.

Belky Rangel, de 34 años, llegó exhausta y a punto de llorar al puente Simón Bolívar. Tardó tres horas en pasar a Cúcuta desde San Antonio, Táchira, con sus dos hijas de ocho y cinco años enfermas. El viaje en autobús le hubiera llevado una hora y media.

“Ha sido terrible, tengo a mis dos hijas con dengue, con fiebre, y tuve que venir a buscar salud en Colombia”, señaló.

Según esta madre venezolana, el paso hacia Colombia es restringido “y hay mucha gente necesitando salud y comida”.

Forzados por el cierre de la frontera, los venezolanos se aventuran por peligrosas trochas o caminos ilegales para conseguir comida y medicinas o llevar sus hijos a la escuela en Colombia.

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Pese a la más reciente orden de Maduro, muchas personas prefirieron cruzar por las trochas y pagar “peaje” a los grupos armados ilegales que las controlan, ante las dificultades de hacerlo caminando por los puentes.

“No han quitado los contenedores y el paso está colapsado. Hay mucha gente del lado” venezolano, dijo Carlos Julio Pérez, de 55 años y quien tardó toda la mañana en llegar a Cúcuta y recibir atención médica.

Venezuela enfrenta el mayor éxodo de su historia moderna, a raíz del colapso de su economía y una feroz pugna de poder entre Maduro y la oposición liderada por Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países.

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Unos 3,3 millones de personas escaparon de Venezuela desde enero de 2016, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Solo Colombia ha recibido alrededor de 1,3 millones de venezolanos.

El gobierno de Iván Duque, que tacha de dictadura al régimen de Maduro, secunda los esfuerzos de Estados Unidos para forzar la salida del chavismo del poder.

FUENTE EL COLOMBIANO

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¿RUSIA ADVIERTE A COLOMBIA DE NO METERSE CON VENEZUELA?

Esta mañana se conoció que a Alejandro Chacón, presidente de la Cámara de representantes,le llegó un documento del Consejo de la Federación Rusia, en el que presuntamente le advierte a Colombia para que evite una incursión armada contra Venezuela.

En Blu Radio, el presidente de la Cámara señaló que, al parecer, el documento fue enviado por esta Federación, pero a través de la embajada rusa en Colombia.

De acuerdo con lo dicho, el mensaje que le llegó a Chacón dice, explícitamente, que “el uso ilegítimo de la fuerza militar contra Venezuela por parte de otros Estados que respaldan a la oposición será interpretado por el Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia solamente como un acto de agresión contra un Estado soberano y una amenaza a la paz y seguridad internacionales”.

Frente a esto, Chacón señala que aún no ha confirmado la veracidad del documento y que no tenía idea de porqué se lo enviaban a él y no al ministerio de Relaciones Exteriores.

“No tengo idea de por qué nos la mandan a nosotros”, indicó Chacón, quien además agregó que le consultó a la embajada de Rusia en Colombia para verificar la veracidad del documento.

“Entiendo que sí es real y la envían al Congreso, entiendo, es porque el Congreso de la República aprueba o no una incursión militar o no”, agregó Chacón.

A su juicio, el documento envía el mensaje de advertencia a este gobierno y al Estado colombiano que “nos advierte a quienes aprobamos cualquier agresión o incursión, que Rusia considera que se interviene en un gobierno legítimo y para ellos el gobierno legítimo es el señor Maduro”, agregó Chacón.

Finalmente, destacó que le enviará el documento a Presidencia y al Ministerio de Relaciones Exteriores.

Lo que dice Duque

En declaraciones a medios de comunicación en la Casa de Nariño, el presidente de la República, Iván Duque, manifestó que debe ser confirmada la autenticidad del documento y resaltó que “Colombia no está en el plan de agredir a ningún Estado”.

Además, señaló que Colombia ha sido claro en decirle a la sociedad y a la comunidad internacional “que nosotros hemos sido consecuentes con la Carta Democrática para que no existan dictaduras en el continente”.

El presidente agregó que tanto en el Grupo de Lima como las naciones del mundo están enfocadas en “el cerco diplomático”, y la presión internacional y las sanciones económicas son para que el pueblo venezolano sea el que tome la decisión frente al futuro del país.

“Colombia no está en el plan de agredir, pero está en su debe de defender la carta democrática y de denunciar lo que pasa en Venezuela”, concluyó el presidente.

FUENTE EL COLOMBIANO

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DAR VIDA Y ALIMENTO EN MEDIO DEL APAGÓN

Salir a la puerta de la casa, sentir un silencio que te atrapa y no saber qué hay en frente: de los 31 días de marzo, Venezuela pasó al menos trece a oscuras. Tras dos apagones, el pasado viernes comenzó uno más.

No solo se trata de la luz de un bombillo que se apaga. Los semáforos no funcionan, las estaciones de combustible se paralizan, los supermercados no tienen cómo refrigerar las comidas, mucho menos las personas que no cuentan con una planta en sus casas; las transacciones bancarias se bloquean, el internet no funciona, las llamadas no entran y los medios amenazan con apagarse porque no hay cómo prender un computador, recargar la batería de una cámara, hacer una transmisión o levantar un celular para hacer una llamada.

Sin electricidad Venezuela no funciona. Nada funciona.

“Que el último que se vaya apague la luz y cierre la puerta”, reza un refrán que se volvió común en el país. No se sabe quién presionó el interruptor. Para Nicolás Maduro, fue el “imperio” el que ocasionó un daño en la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar; para la oposición, el resultado del descuido al sistema eléctrico durante los gobiernos del chavismo. Como en el dicho, las puertas se cerraron por el miedo de un país que no tenía cómo enterarse de lo que pasaba a su alrededor. Y es que en la oscuridad ocurren saqueos, accidentes y llegan las muertes.

La zozobra de un hospital

Los médicos del país lo saben. “Un médico venezolano está 14 horas, 16 o hasta un día entero dando respiración con un resucitador manual cuando se va la electricidad”, así lo asegura Danny Golindano, coordinador de la Red Nacional de Médicos. Si se detiene, el paciente muere. Imagine resucitar a una persona a oscuras, en un hospital que huele a inodoro porque no hay agua para hacer aseo y presionando la mascarilla de un ambú contra el rostro de un paciente que está a punto de fallecer, todo porque el apagón le quitó la electricidad al aparato que lo mantenía a vivo.

En esos once días de oscuridad, esa historia se repitió en las salas de emergencia del país en médicos y enfermeras. Entre el 7 y el 13 de marzo –el primer apagón de este mes y el más grande de la historia– fallecieron 26 personas en 40 clínicas, de acuerdo el reporte de la Encuesta Nacional de Hospitales. Esta semana durante el segundo apagón del mes hubo 4 muertos, según confirmó Julio Castro, creador de este estudio. Los pacientes de diálisis y neonatos fueron los más perjudicados.

Uno de los recién nacidos que estaba en el Hospital de Niños J. M. de los Ríos de Caracas no sobrevivió al apagón. “Estaba conectado a respiración mecánica y tuvimos que cambiarlo de piso por una falla eléctrica”, contó un profesional de ese lugar a EL COLOMBIANO, quien pidió guardar su identidad porque teme por su seguridad. Al bebé que no ajustaba un mes lo trasladaron dándole respiración con un ambú. Sobrevivió por unas horas, “pero las condiciones no eran adecuadas y el pacientico al día siguiente tuvo una complicación y falleció”.

A cuatro kilómetros de allí, la realidad del Hospital Universitario de Caracas es un espejo. “Hay pacientes que han fallecido porque no se han podido operar o porque necesitan estar conectados a ventilación mecánica”, aseguró una de sus médicas. Ha habido epidemias de diarrea porque no hay agua para hacer la comida, los residentes no tienen a dónde ir a baño y el piso huele a sucio porque el apagón también limita el suministro de agua debido a que no hay cómo bombearla.

“Hijo, no hay electricidad”

En medio de esa falta de comida aparecen ángeles como Melanie Intriago, una auxiliar de enfermería de 20 años que se dedica a recoger ayudas para llevarlas a los centros hospitalarios. Su objetivo: salvar a los niños venezolanos que nacieron en un país donde la escasez es protagonista.

A Intriago ni una detención por parte de los militares del oficialismo le ha quitado las ganas de trabajar por los menores de edad. Y aunque los vigilantes de Maduro le han cerrado la puerta de los hospitales, como líder de la organización Kids International Foundation entrega comida afuera de las clínicas, en donde no hay guardias, y se mantiene en contacto con los padres de los niños enfermos para ayudarlos.

Ella tampoco pudo salvarse de las consecuencias del apagón. “Hemos perdido comida que se nos ha hecho muy difícil conseguir, contando con los altos precios y la escasez de los productos”. ¿Y cómo explicarle a un pequeño que su país está en la penumbra? Las madres venezolanas tuvieron que hacerlo.

“Mamá quiero ver muñecos, prender el televisor”. “¡Mamá, quiero comer!”, ese fue el llamado del hijo de Cecilia*, un niño de tres años. Después de once días a oscuras él ya entiende la respuesta: “No, hijo. No hay electricidad, no podemos ver nada de eso”. Su pequeño, después de hacer pataletas intentando entender por qué no podía ver televisión, ya sabe qué significa que no haya luz. Donde vive, en Los Morros, los vecinos se reúnen con sus niños en las casas con planta eléctrica para tener cómo entretenerlos.

Vivir sin nevera

En Venezuela hay dos objetos preciados: las plantas eléctricas y las bolsas de hielo. Con una pequeña generadora en casa, la comida no se pudre. Con hielo y sal, esta se conserva por más días.

Lucy poco puede ver. Tiene una discapacidad que solo le permite identificar sombras y es insulino dependiente. El medicamento que se inyecta a diario se llama Levimir y al cabo de 15 o 20 minutos sin refrigeración se deteriora. “Cuando no esté en uso deben ser almacenados en refrigeración a 2 o 3 grados centígrados”, señalan las indicaciones de uso del fármaco. Pero con una nevera sin energía esa medicina que su hija le consigue en Colombia –ante la escasez que hay en Venezuela– no pasa de un día.

De tantos apagones en el país, ya Lucy conoce la fórmula: le pide a su inquilino que le ayude comprando hielo. Se agota rápido. No se puede pagar con tarjeta porque sin electricidad los bancos no operan; los bolívares tampoco son la mejor opción porque con la inflación todas las tiendas tendrían que recibir fajos de billetes a cambio de un paquete. Entonces, quienes ganan en esa moneda terminan pagando hasta 6 dólares por una bolsa de hielo que les permita conservar lo que tienen en la nevera.

Ni las zonas clase media o alta se salvan de las consecuencias de un país sin electricidad. Giacinto Gagliardi es el dueño de la Trattoria Da Orlando, un restaurante italiano del municipio de Chacao que salvó su comida a punta de hielo y sal. Tras estos dos apagones decidió comprar una planta eléctrica que le puedo costar hasta 1.200 dólares, un gasto que comienza a incluirse en las necesidades de los hogares del país.

En el primer apagón del mes se dañaron o dejaron de producir más de 5 millones de litros de leche, 830 mil kilos de carne y 996 mil kilos de queso, todo por la falta de refrigeración, según el Instituto Venezolano de Leche y Carne.

Y aunque marzo ya acaba, la electricidad sigue siendo una ilusión: el gobierno racionaría la energía mientras resuelven el problema de generación, en un país en el que algunos hospitales o enfermos como Lucy no tienen planta, un escenario catastrófico del que los venezolanos no ven solución.

FUENTE EL COLOMBINO

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MADURO, ¿DE MIRAFLORES A LA CÁRCEL?

Para algunos, ante la crisis actual en Venezuela, Nicolás Maduro solo tiene dos opciones de residencia: el palacio presidencial de Miraflores o una celda en una cárcel incierta. Si deja el poder, como lo exige la oposición liderada por Juan Guaidó con el respaldo de cerca de 50 países, entre ellos Estados Unidos y Colombia, el sucesor de Hugo Chávez se vería frente a un juicio por crímenes contra la humanidad.

Así lo aseguran los Estados miembros del Grupo de Lima y los abogados del Bloque Constitucional de Venezuela, los cuales solicitaron esta semana a la Corte Penal Internacional (CPI) abrir una investigación por este tipo de delitos.

De ser admitida, un cambio de gobierno no sería suficiente para cerrar la disputa en Venezuela. El punto final solo podría ponerlo el máximo tribunal internacional, al responder si el bloqueo de ayuda humanitaria el pasado 23 de febrero, la represión a las protestas de 2014 y 2017, entre otros hechos, fueron ordenados desde el poder chavista y, por lo tanto, constituyen una ofensa que el mundo no puede permitirse perdonar.

Un delito contra todos

Como explica Fernando Fernández, penalista y expresidente del Comité de Amnistía Internacional en Venezuela, el mensaje tras la creación de los delitos de lesa humanidad en 1945 es que hay ciertos crímenes que, por su gravedad, “nos ofenden a todos, aunque no sean cometidos contra todos”.

Los primeros condenados bajo este concepto fueron los dirigentes Nazis que participaron en la Segunda Guerra Mundial. El exterminio de 6 millones de judíos por parte del régimen alemán puso a la humanidad ante un horror al que la palabra “homicidio” se le quedaba corta y debió recurrir a la creación de nuevas formas de nombrar el delito.

El Acuerdo de Londres de 1945, que estableció los juicios de Núremberg en la posguerra, definió que eran delitos contra la humanidad “el asesinato, exterminio, esclavitud y cualquier otro acto inhumano contra la población civil o persecución por motivos religiosos, raciales o políticos (…)”.

Su principal característica, hasta hoy, es que a diferencia de otros crímenes estos no caducan. Los responsables, en teoría, deberán ser juzgados incluso décadas después de haber cometido los actos y nadie tiene la autoridad para otorgar un perdón.

Sin embargo, como señalan Juana Acosta y Ana María Idarraga, expertas en Derecho Internacional e investigadoras de la Universidad de La Sabana, “a pesar de la antigüedad de los crímenes de lesa humanidad, los mandatarios de los países no han sido sus principales juzgados”.

Desde el principio, la historia probó que la existencia de esta herramienta jurídica no sería una garantía absoluta de justicia. El principal procesado en Núremberg, Hermann Göring, comandante de la Fuerza Aérea alemana, se quitó la vida en su celda la noche anterior a su ejecución en la horca.

En adelante, el mundo reaccionaría a las violaciones de Derechos Humanos en Ruanda y en las guerras de disolución de Yugoslavia con tribunales internacionales que, a diferencia de los de la Segunda Guerra Mundial, no solo juzgarían a los perdedores del conflicto.

Pero a la vez que se sofisticaron los procedimientos para juzgar, probar la culpabilidad se hizo más difícil. Gonzalo de Cesare, quien como uno de los fiscales del Tribunal para la Ex Yugoslavia llevó el caso del máximo responsable, el presidente de Serbia Slobodan Milošević, cuenta que al momento de comenzar en 2001, el juicio se encontró ante millones de páginas de evidencia.

“Estaba siendo procesado como el máximo responsable de guerras en tres países, Serbia, Kosovo y Croacia y decidió ejercer él mismo su defensa, por lo que había que darle años para que estudiara los documentos”, dice De Cesare. Literalmente, Milošević murió leyendo el recuento de sus culpas antes de llegar a ser condenado por ellas.

El hilo transparente

El último paso en la evolución del juzgamiento de crímenes de lesa humanidad fue la creación, a través del Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional, en ejercicio desde 2002. Esta juzga exclusivamente a individuos, no a Estados, y tiene competencia en los 123 países miembros, entre los que está Venezuela.

Sin embargo, ningún jefe de Estado ha sido condenado y el único acusado, el mandatario sudanés Omar al-Barish, sigue sin juicio, prófugo de la justicia internacional al usar el país del que sigue siendo presidente como escondite.

Por sí mismos, con el Estatuto de Roma como base, los Estados sí han adelantado procesos contra sus propios dirigentes, con un éxito limitado. Es el caso de Perú, donde condenaron a Alberto Fujimori.

En Guatemala, por ejemplo, la condena contra Efraín Ríos Montt en 2013 por el exterminio del pueblo Ixil durante la lucha contrainsurgente de los 80, fue reversada por el Tribunal Constitucional de ese país, que pidió que reiniciara el proceso por un error de procedimiento.

Para entonces Montt, envejecido como Milošević, comenzó a sufrir de demencia senil, como explica el penalista guatemalteco Ricardo Henríquez, no pudo ser juzgado al ser incapaz de sentir vergüenza por los actos cometidos.

“No cualquier crimen, por más abominable que sea, es un crimen de lesa humanidad”, apunta Maria Ixchel Benítez, becaria del instituto de investigaciones jurídicas de la Universidad Autónoma de México.

La consciencia es una condición tan importante como la gravedad para considerar a un crimen como de lesa humanidad. Solo se castiga con esa dureza cuando los homicidios o las torturas no responden a un arrebato, sino al plan de una autoridad legal o ilegal.

Esa conexión entre el hecho y su maquinador está en disputa en cada caso por lesa humanidad. También en Venezuela, donde desde 2018 la fiscal de la Corte Penal Internacional Fatou Bensouda, adelanta una indagación preliminar (ver informe) para determinar si abre un proceso.

Para penalistas venezolanos como Fernando Fernández, aunque está por probarse, “se observan visos claros” de la violación de varios puntos del artículo 7 del Estatuto de Roma, como el que se refiere a actos inhumanos, con la represión a las protestas en 2014 y 2017, y el que señala el crimen de exterminio, en el cual habría incurrido Maduro al bloquear la ayuda humanitaria.

Al no tener Venezuela los delitos contra la humanidad en su código penal, le corresponde a la CPI rastrear si existe ese hilo, siempre transparente, que vincularía estos crímenes con un plan del oficialismo. Con órdenes que, como señala De Cesare, nunca son explícitas, pues en ninguno de los millones de folios de la ex Yugoslavia o en los documentos de Núremberg se daba la instrucción de masacrar o torturar.

Se trata de una comprobación ardua, más para la CPI, que en sus 17 años de existencia ha cerrado 4 procesos, 3 de ellos con absoluciones. Esos tiempos, los de la justicia, pocas veces coinciden con los de la historia; ya sea porque el acusado no vive lo suficiente para responder por sus actos o por el riesgo siempre presente de que, como sucedió con Muamar Gadafi en Libia, la condena llegue sin procesos ni instancias, en la forma de una turba encolerizada.

FUENTE EL COLOMBIANO