La brecha educativa sigue presente en el mundo.

Las conclusiones del Informe sobre el Desarrollo Mundial, presentadas por el Banco Mundial no son alentadoras.

“Los niños están yendo a la escuela, pero no están aprendiendo”, dijo Rafael de Hoyos, economista principal en el Departamento de Educación para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.

El informe presenta un reporte global del estado del sistema educativo, los niveles de aprendizaje y cómo estos factores influyen en el desarrollo de los países y las regiones.

La investigación deja claro que la brecha en conocimientos básicos como comprensión lectora y matemáticas, entre países en vía de desarrollo y las potencias mundiales, aún se mantiene y que será un trabajo arduo y de años lograr cerrarla.

“Mientras que los niveles en competencia en matemáticas en países como Japón y Noruega están por encima del 98 por ciento, en Nicaragua no llegan al 30 por ciento. Sabemos con certeza que más escolaridad, en especial mayor aprendizaje, están sistemáticamente asociados a mejores salarios”, expresó Issam Abousleiman, gerente del Banco Mundial para Colombia, en afirmaciones que recoge la Agencia de noticias de la Universidad Eafit.

Y si bien el informe reconoce los esfuerzos gubernamentales en cobertura universal en América Latina, también deja en evidencia que las escuelas no están garantizando el adecuado aprendizaje de los estudiantes.

Por ejemplo, en países como Brasil, si bien han mejorado las habilidades en sus estudiantes de 15 años, con su ritmo actual de avance llevará 75 años alcanzar el puntaje promedio en matemática de los países ricos. En lectura, les llevará más de 260 años.

Hace falta preparación

Para los investigadores, está claro que los gobiernos nacionales son conscientes de que la educación es el mejor camino para reducir la pobreza, disminuir la desigualdad y crecer en calidad de vida, pero el informe encontró que la mayoría de sistemas educativos aún no están preparados para tal desafío.

Hay deficiencias estructurales, pero también se echa en falta un sistema de medición efectivo de los resultados de enseñanza que permita analizar los niveles de aprendizaje y proponer soluciones a partir de dichos análisis que sirvan para crear verdaderas políticas educativas.

“Una de las tragedias del país es que no hay continuidad en los elementos esenciales de la producción de políticas públicas, me refiero a educación, salud y equidad fundamentalmente. Esto sigue siendo una gran falla de política sistemática y a largo plazo”, opinó Rafael Aubad, presidente ejecutivo de Proantioquia.

El reto sigue estando presente, entonces.

FUENTE EL COLOMBIANO

Productos médicos de marihuana se venderán desde 2019.

El negocio de la marihuana medicinal ya es un hecho en Colombia. Y si bien por ahora hay un proceso que se puede entender como el “detrás de cámaras” para que esto sea posible, ya se prevé que el próximo año estarán listos los primeros productos a base de esta planta, al menos los naturistas y los de fórmula a la medida a los pacientes, de acuerdo con Andrés López, director del Fondo Nacional de Estupefacientes.

Además, parece un buen negocio para el país. José Manuel Restrepo, rector de la Universidad del Rosario, presentó estimaciones económicas preliminares, realizadas con investigadores de la Universidad de Montevideo, en las que se muestra que las exportaciones “a mediano plazo, pueden significar lo que hoy se vende en el exterior en flores y banano, es decir, mil millones de dólares, pero hacia adelante podrían ser 4.300 millones, lo que implicaría los dos productos sumados al café”.

La estimación de Restrepo, incluye la posibilidad de que Colombia se quede con 10 % del mercado, excluyendo Estados Unidos; contempla que este negocio podría aportar entre 0,2 % y 0,5 % del Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia, y solo en el sector agrícola tendría un peso de 15 %, dadas las condiciones económicas favorables en el país para esta actividad.

En el mundo, Grand View Research prevé que a 2025 será una actividad que mueva 55.800 millones de dólares, con un crecimiento estimado promedio de 17,5 %, que parte de un mercado de 11.400 millones de dólares.

Por ahora, el primer paso es la venta al interior de Colombia. La manera de hacerlo más rápido se da por cuenta del aval de “fórmulas magistrales”, o hechas a la medida, como se realiza usualmente en la dermatología, de acuerdo con la prescripción de componentes, pues los productos farmacológicos de producción en serie, se demoran más, por las pruebas clínicas que un medicamento usual requiere, y es un proceso que se da entre 3 y 5 años, e incluso 10, según explicóLópez.

“Vamos a tener el desarrollo de productos para registrar como fitoterapéuticos, o naturistas, en los que no se modifican profundamente sus componentes”, dijo López.

Es evidente que hoy en el mercado circulan productos que prometen impactos milagrosos con base en marihuana, pero estos son ilegales, solo “en 2017 se decomisaron 3.600 fraudulentos de esta categoría en las principales ciudades”, afirmó el directivo. No obstante, la legislación ya ha dado licencias para la producción legal lo que va a permitir el lanzamiento de productos el próximo año.

“A esto hay que quitarle el esoterismo. Hay que poder tener acceso a un producto con un marco regulatorio claro, una evidencia clínica y médica, para saber dentro del cannabis qué funciona y para qué sirve”, agregó Felipe Harker, vicepresidente ejecutivo Medcann.

Lo que se está promoviendo es un “producto para el consumo humano seguro”, agregó Harker, y eso incluye la estandarización y trazabilidad del proceso productivo, con certificaciones de calidad. En el caso de Medicann, la inversión que se prevé en la primera etapa es de 15 millones de dólares, en Fuente de Oro (Meta), con 10 hectáreas de cultivo y plantación. Y por ahora, la compañía se enfocará en la producción de aceites para que alguien más los reprocese, mientras inicia su etapa de investigación y desarrollo para llegar a productos finales, ya sea fitoterapéuticos y/o farmacológicos.

Condiciones económicas

Lo primero es que esta actividad plantea una condición probable de crecimiento y desarrollo del país. “También genera empleo (decenas de miles), con una virtud en las zonas marginadas o de posconflicto”, afirmó Restrepo. Un ejemplo de esto, según explicó López, es que pese a que la población pueda haber tenido relación con cultivos ilícitos puede formalizarse a través de la legislación; la erradicación de las matas actuales debe realizarse (porque no se saben las condiciones en las que se realizó la planta ni sus características), pero es admitible que conserven las semillas, pasen el proceso de evaluación de ellas, y una vez reciban la licencia pueden empezar a operar bajo la norma (ver Informe).

También la actividad vincula pequeños productores (0,5 hectáreas), con las grandes empresas a las que deben suplir el 10 % de la producción.

Para Restrepo, es clave también que se abre una nueva oportunidad en el mercado internacional, solo para 2018 hay un cupo de producción de 40 toneladas; se “fortalece la agroindustria y apoya la discusión de posconflicto del país”, afirmó el rector.

Además Colombia ya cuenta con la regulación para que el negocio sea una realidad tangible y las condiciones del suelo facilitan el cultivo y desarrollo de semillas. Se estima que de esta planta hay más de 400 variedades.

¿Qué hay que salvaguardar?

En este proceso, hay asuntos que cuidar, advirtió Restrepo. “El riesgo reputacional”, por ejemplo, sobre lo que implica la violación a la normativa y evitar que se dé un paralelismo entre el mercado formal e informal.

También “hay que manejar bien los errores de producción de fármaco, y garantizar las Buenas Prácticas de Manufactura”, así como la agilidad en los procesos, pues este tema es clave para la “sostenibilidad de la industria”, así como la rapidez de las licencias para lograr los procesos de comercio exterior.

Y, finalmente, Restrepo mencionó el “reto educativo, para mí significa investigaciones a fondo en producción agrícola, en semillas, variedades. Investigación en cosechas y plagas”. Esta idea convive con la necesidad de lograr biotecnología en este segmento, así como la creatividad que requiere la creación de modalidades a través de cooperativas de campesinos para que se agilice la producción nacional.

FUENTE EL COLOMBIANO

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En busca de más doctores.

El desarrollo de un país —se sabe ahora en tiempos modernos de competitividad y avances tecnológicos— está directamente relacionado con la educación de sus ciudadanos.

Sólo mirar las cifras entregadas por la Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económico (Ocde) demuestra esta realidad que marca la brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo: Estados Unidos tiene 67.449 doctores y en el ranking mundial lo sigue Alemania con 28.147, Reino Unido con 25.020, India con 24.300 y Japón con 16.039.

Los datos en el país no parecen ser precisos. Un informe publicado por el portal Universia.net en 2015, indicaba que Colombia formaba solo cinco doctores por cada millón de habitantes. En febrero de 2016, Colciencias presentó la Política de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015-2025. En ese momento, el entonces subdirector y hoy director de Colciencias, Alejandro Olaya, señaló que, desde ese departamento administrativo: “le apostamos a ser el tercer país más innovador en América Latina a 2025, esto implica contar con 60 doctores graduados por millón de habitantes (3.218 doctores) y que el Gobierno nacional invierta 6,1 billones de pesos en los próximos 10 años”.

Según las cifras que se pueden consultar en la página web del Observatorio Laboral, en Colombia, entre 2001 y 2014, graduó 2.254 doctores, 582 de ellos en Antioquia.

Pocos, realmente, si se tienen en cuenta los países que más doctores gradúan por año, según la Ocde: Estados Unidos, más 67.000 mil; Alemania, más de 28.000; Reino Unido, más de 25.000; India, más de 24.000; y Japón, más de 16.000, solo para mencionar los cinco primeros.

Este panorama colombiano tiene que revertirse cuanto antes, pues el desarrollo del país exige, entre varios asuntos, el crecimiento académico que ha estado tan relegado y que está directamente relacionado con la superación de desigualdades y el crecimiento económico.

Para la industria

Sobre la pertinencia de realizar doctorados o no, Manuel Acevedo, decano de la Escuela de Administración de Eafit, cree que ahora más que nunca es acertado realizar estos estudios, pues se encaminan en el proyecto de desarrollo del país.

“Un país de renta media como Colombia, que se quiere integrar a la Ocde, no puede llegar a ese futuro si no tiene una plataforma robusta de ciencia y tecnología. Los doctores se forman para investigar con rigor científico, para que ese nuevo conocimiento permita la transformación de todo un país. En los próximos años en consecuencia habrá un aumento en la demanda de doctores no solamente en la investigación académica sino también de la industria, que tiene centros de desarrollo, y en las entidades de gobierno y no gubernamentales que tienen centros de pensamiento”.

El desarrollo del país cambia todo el panorama, pues se ha creído que los doctores sólo tienen cabida en las aulas universitarias, sin embargo los retos que la industria tiene en el ámbito de la investigación y la invención obligan a tener personal cada vez más calificado y con habilidades investigativas. Cada vez serán más necesarios profesionales que respondan a las preguntas de una sociedad que busca innovar.

Sin embargo, cursar un doctorado es muy distinto a hacer una especialización o una maestría. Hacerlo sin un patrocinador es una tarea quijotesca. Para Acevedo, es necesario que el investigador busque el apoyo de una universidad, la empresa privada o aplique a becas para estudio, como las que otorga Colciencias.

José Saúl Trujillo, vicerrector de investigación de la Universidad de Sabaneta, cree que cursar un doctorado y compaginarlo con la vida laboral tradicional no es fácil.

“Los doctores en cualquier parte del mundo están inmersos en estructuras de investigación mucho más amplias, pueden hacer parte de un gran todo, y con esa pregunta que ellos tienen de tesis contribuir a una más grande, de esa manera no se vuelve una tarea tan titánica.

“Eso no significa que cursar el doctorado sea renunciar al mundo, pero sí hay que saber que la dedicación es muy grande y por eso es necesario poner a trabajar esa investigación con el mundo laboral propio”.

Es necesario que más colombianos empiecen toda una ruta de estudios de posgrados que les permita llegar a un doctorado, sin embargo no es tan fácil como pagar una matrícula, hay que buscar apoyo y saber que en ese momento se entra a un grupo de escrutinio y duda donde el investigador debe sacar de sí, lo mejor.

FUENTE EL COLOMBIANO.

Aproveche los días que le quedan al dólar barato.

Si usted desea viajar al exterior o importar algún producto en los siguientes días debería ponerle el ojo al precio del dólar, que en lo que va de año registró una baja de $200,87 o de 6,7 %, luego de pasar de $2.984 a $2.783,13, de acuerdo con la Superintendencia Financiera de Colombia. La moneda tocó mínimos de 30 meses, pues desde el 22 de julio de 2015 no se cotizaba a un precio tan bajo.

De acuerdo con la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), el precio máximo que tocó la divisa ayer fue de $2.800 mientras que el mínimo fue de $2.759,15.

Un elemento que tiene relación con el valor del dólar es el precio del barril de crudo Brent (referencia para Colombia), que alcanzó en los últimos días máximos de hace tres años presionado al alza principalmente por el invierno en EE. UU. (mayor consumo de energía por calefacción).

El coach en finanzas personales Ramiro Reyes cree que los efectos del precio del dólar para un ciudadano “común y corriente” son casi imperceptibles por Colombia no tener una economía dolarizada. Sin embargo, resaltó que hay un pequeño grupo que se ve favorecido con esta situación: viajeros e importadores.

Por ello, Reyes recomendó a los ciudadanos que deseen salir este año del país comprar tiquetes aéreos “desde ya, de viajes que sepan van a realizar. Si los ciudadanos ya están claros que van a ir a determinado lugar en cierta fecha, tendría mucho sentido comprar los pasajes ahora mismo que están a muy buen precio, no solo por el dólar sino porque la antelación también los favorece”.

Con respecto a los importadores, Reyes sostuvo que deben aprovechar épocas como estas para proveerse de materias primas básicas o de productos de alta rotación. “Pero no de artículos de temporada porque podrían quedarse con cosas que no venderían facilmente”.

Sin embargo, la caída del valor de la moneda estadounidense representa malas noticias para otros.

“El negocio (de las casas de cambio) a raíz de la fluctuación del dólar a la baja ha estado muy difícil porque hay una competencia muy dura entre este tipo de empresas”, señaló el director de Unicambios Santafé, Gabriel Jaime Robledo.

Esa casa de cambio actualmente maneja la tasa de compra de $2.730 y de venta de $2.790.

Por su parte, Valores y Servicios, casa de cambio ubicada en Unicentro de Medellín, maneja una tasa de compra de $2.735 y de venta de $2.805, es decir, un valor de utilidad de 70 pesos.

Tanto la gerente de estrategias e investigaciones de Old Mutual, Catalina Tobón, como el comisionista de bolsa de Coltefinanciera, Vladimir de los Rios, estiman que el precio del dólar cierre en $2.900 en 2018.

“Esta tendencia (a la baja) se puede revertir (…) aunque puede durar un par de semanas”, opinó Tobón .

FUENTE EL COLOMBIANO