HIDROITUANGO Y ELECTRICARIBE NO DEJARÁN SIN SU ENERGÍA AL PAÍS

Optimismo es el término que se le aplica al futuro de dos coyunturas que enfrenta actualmente el sector eléctrico colombiano: Hidroituango y Electricaribe.

Para los participantes en Colombia Genera, actividad académica del sector minero-energético clausurada por la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), tanto la ejecución y terminación de la central hidroeléctrica ubicada en el norte de Antioquia, así como el proceso de venta de la empresa que atiende el mercado de electricidad en la costa Caribe serán exitosos.

En el evento, celebrado en Cartagena, Carlos Solano, vicepresidente de Generación de EPM, explicó los avances en la recuperación de la casa de máquinas del complejo hidroeléctrico tras la inundación a la que fue sometida para atender la emergencia.

El funcionario indicó que tras impedir el paso del río Cauca el pasado 5 de febrero, de los 50 metros de altura que tiene la caverna en este momento falta evacuar agua en 10 metros. “Este tramo es el más difícil, pues además de líquido hay lodos y sedimentos, así que el bombeo se vuelve más complejo”.

Insistió en que en lo que se ha visto, la estructura de la casa de máquinas está en buen estado, se observan algunos derrumbes menores y el tema más complejo se aprecia en una pared del área de generadores que necesitará ser sometida a reconstrucción.

“Este proyecto es importante para el país, no es un asunto de una empresa o una región, pues tiene una energía firme de unos 5.700 gigavatios-hora año, en plena operación atenderá el 17 % de la demanda de energía y por tratarse de un complejo hidroeléctrico (costo de operación bajo) podría rebajar en cien pesos el precio del kilovatio-hora de energía en el mercado”, enfatizó.

Para la costa

En Colombia Genera también se dieron a conocer los avances en la resolución de Electricaribe, empresa que atiende el 25 % del mercado de energía eléctrica en el país y que está intervenida por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (Superservicios), desde finales de 2016.

La jefe de esa dependencia, Natasha Avendaño, aseguró que el problema está en la senda de la solución y que a pesar de los cambios que ha tenido el proceso en más de dos años, este se resolverá favorablemente (ver Radiografía).

“Para Electricaribe hay recursos gestionados por 860 mil millones de pesos para inversión en redes, mejora de infraestructura y control de pérdidas. Estos dineros están disponibles para este año y su desembolso dependerá de la firma de contratos”, mencionó la funcionaria.

La Superservicios anunció que en dos semanas revelará cómo se segmentará el mercado eléctrico de la costa para hacer más atractiva la venta de Electricaribe, anticipando que Barranquilla y Cartagena (los principales mercados de la región) estarían en dos bloques diferentes.

“Vamos a lanzar una nueva oferta, con una empresa sin pasivo pensional, con menor carga financiera, con inversiones empezando y un mercado segmentado, pero si hay un interesado en comprarla completa y con capacidad técnica operativa y músculo financiero, se la lleva”, declaró.

FUENTE EL COLOMBIANO

LOS DESAFÍOS DEL SUMINISTRO ELÉCTRICO COLOMBIANO AL AÑO 2022

Tras la asignación de Obligaciones de Energía Firme del Cargo por Confiabilidad o subasta en la que las empresas generadoras se comprometieron a tener disponibles las plantas para atender la demanda en momentos críticos, la apuesta es que esos compromisos se cumplan.

La ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, indicó que para cumplir esos objetivos será necesaria una transición energética con eficiencia, confiabilidad (compromiso de suministro en tiempos difíciles), mayor cobertura y sostenibilidad.

Al intervenir en Colombia Genera, evento del sector minero-energético de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), la funcionaria señaló que la subasta permitirá diversificar las fuentes de energía para los hogares, al incorporar proyectos de generación eólica y solar.

El avance de estas iniciativas dependerá de la seriedad empresarial en el desarrollo de los proyectos, en la oportunidad con la que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) ofrezca en los trámites, que las condiciones de inversión sean atractivas y que haya más interés del sector privado participar en subastas futuras.

Responsabilidad

La directora de la Asociación Colombiana de Comercializadores de Energía (Acce), Marta Aguilar, reconoció las obligaciones adquiridas por los generadores de electricidad, pero recordó cómo entre 2015 y 2016 algunas de las empresas que debían cumplir con el suministro no lo hicieron.

“Esto resulta costoso cuando el consumidor paga por un seguro (cargo por confiabilidad) y no recibe lo que está esperando cuando lleguen las dificultades”, mencionó.

En la misma línea se expresó Camilo Manzur, director de la Asociación Colombiana de Distribuidores de Energía Eléctrica (Asocodis), quien consideró conveniente hacerle seguimiento a los diferentes proyectos para que entren a tiempo y sin dificultad.

Sobre el costo del servicio para el consumidor final, el dirigente mencionó que XM, administrador del proceso de subasta, destacó que el precio del cargo por confiabilidad rebajó 11 %, y que esto debería reflejarse en las tarifas para el usuario.

Trámites ágiles

Ricardo Sierra, presidente de Celsia, aprovechó el espacio para plantear que se eliminen algunos requerimientos que están en cabeza de la Anla, que es quien aprueba si tras construir un proyecto la empresa tiene derecho a que se le reconozca el IVA y los aranceles de los equipos que importó (ver Paréntesis).

También sugirió que la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) simplifique algunas exigencias que hace para la construcción de un proyecto de generación.

A su turno, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, insistió en que el sector minero-energético es decisivo, y es clave que sea capaz de atraer inversión, así, el país debe hacer un esfuerzo para aprovechar el potencial de los recursos, que las empresas puedan desarrollar sus negocios y esto se refleje en el crecimiento.

FUENTE EL COLOMBIANO

¿QUÉ TAN EFECTIVO ES EL PICO Y PLACA PARA MEJORAR EL AIRE Y LA MOVILIDAD DEL ABURRÁ?

Agobiada por los tacos que generaban 478.000 vehículos —un tercio del actual parque automotor—, Medellín decidió estrenar la medida de pico y placa en febrero de 2005 para dos números de placa y cuatro horas diarias.

La restricción ya había sido implementada en Bogotá en 1998, durante la primera alcaldía de Enrique Peñalosa.

La política, en boga durante más de una década en Latinoamérica, tuvo variaciones después (desde junio de 2012 el 64 % del perímetro urbano quedó sin restricción; además, se redujo una hora diaria), pero siempre con un objetivo: intervenir el tráfico vehicular durante las horas pico.

Desde 2016, cuando se declaró la primera contingencia por la contaminación atmosférica en el Valle de Aburrá, la medida tuvo otra motivación: reducir el 79 % de las emisiones de material particulado PM2.5, las cuales son generadas por los vehículos —21 % lo produce la industria—.

Ahora, cuando la restricción subió a nueve horas diarias tras la declaratoria de alerta ambiental, se debate si el pico y placa es o no una medida estructural en favor de la contaminación y la movilidad.

Incluso, la Alcaldía de Medellín contrató en septiembre un estudio con la firma mexicana Grupo Cal y Mayor que determinará si la ciudad debe ampliar la restricción en número de horas, en más zonas, si debe incluir las motos de cuatro tiempos, y analizará los efectos socioeconómicos, de movilidad y ambientales que conllevaría la implementación de diferentes medidas de gestión de demanda.

Al vaivén de la hora pico

La posición que se ha impuesto en el debate académico es que las acciones restrictivas del tráfico generan la modificación de los hábitos de movilización, que se hacen más temprano o más tarde dependiendo del comienzo del horario de la medida.

La Encuesta Origen-Destino 2017, realizada por el Área Metropolitana, confirmó esa hipótesis: la máxima demanda diurna se sitúa entre las 6:00 a.m. y las 7:00 a.m., hora en la que se realiza el 11 % de todos los viajes diarios. En la tarde, la franja con mayor recurrencia se da entre 5:00 y 6:00 p.m. Ambos periodos coinciden con la proximidad del comienzo del pico y placa (7:00 a.m. y 5:30 p.m.). El traslado de la hora pico también se debe al incremento del 102 % de los carros, y 411 % de las motos, entre 2005 y 2016.

De ida y vuelta

Víctor Valencia Alaix, docente de la Escuela de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, opinó que el pico y placa es una medida coyuntural para intervenir tacos y problemas del aire. “Pero es un paño de agua tibia, no es una medida seria, afecta la libertad de movilidad y la productividad. Es parcial y no estructural”, afirmó.

Un estudio realizado por la Facultad de Economía de la Universidad de Los Andes en 2018, que analizó efectos del pico y placa en Bogotá, afirmó que la evidencia internacional y nacional señala que esta medida es inefectiva porque no mejora la calidad del aire, sino que, a futuro, tiende a empeorarla, dado que los conductores tratan de evadirlo comprando un segundo vehículo.

Valencia conceptuó que las medidas adoptados en Medellín “han sido administrativas y no técnicas” y que las autoridades deben determinar la pertinencia, basadas en estudios, de soluciones multicriterio como incentivos para adopción de tecnologías limpias, peajes intraurbanos, teletrabajo y optimización de la infraestructura vial y del transporte público. “El análisis debe hacerlo una entidad privada, sin intereses particulares, para que se mire el problema desde todas las facetas”, anotó.

Hora de replantear

Sergio Ignacio Soto, director de Fenalco, avaló la modificación de horarios laborales, más aún cuando Medellín es sede de la cuarta revolución industrial. “No podemos permitir que la región sea estigmatizada como altamente contaminada, eso afecta el clúster turístico. Se requieren soluciones de fondo, no restrictivas”, indicó.

Por eso dijo que no están de acuerdo con los peajes urbanos. “Hay cientos de miles de personas que obtienen de su carro o moto el sustento de sus hogares, eso sería un golpe durísimo. Eso, además, generaría migraciones de actividades empresariales a otras regiones que no tengan esas cargas impositivas”, sostuvo.

Piedad Patricia Restrepo, directora de Medellín Cómo Vamos, coincidió en que la evidencia mundial confirma que el pico y placa no es una medida estructural y, por el contrario, genera efectos contrarios. “Las contingencias ambientales requieren de medidas coyunturales, lo que no podemos aceptar es que nos quedemos en esas medidas para alivianar problemas estructurales”, afirmó.

Opinó que los peajes urbanos, como los que existen en el Centro de Londres, ayudaron a mejorar la movilidad y a reducir los contaminantes. “Podría ser una medida estructural para el Centro de Medellín”, propuso.

Mencionó otras acciones como mejorar más la calidad de los combustibles, implementar el plan de cargue y descargue en horas valle, promover un fondo de chatarización para reponer vehículos más contaminantes, establecer revisiones tecnicomecánicas permanentes y acelerar la flexibilización laboral.

“Ahora que Bogotá está en el radar por las crisis del aire, se deben liderar con ellos cambios en las normas ante el Gobierno Nacional”, concluyó.

FUENTE EL COLOMBINAO

MADURO, ¿DE MIRAFLORES A LA CÁRCEL?

Para algunos, ante la crisis actual en Venezuela, Nicolás Maduro solo tiene dos opciones de residencia: el palacio presidencial de Miraflores o una celda en una cárcel incierta. Si deja el poder, como lo exige la oposición liderada por Juan Guaidó con el respaldo de cerca de 50 países, entre ellos Estados Unidos y Colombia, el sucesor de Hugo Chávez se vería frente a un juicio por crímenes contra la humanidad.

Así lo aseguran los Estados miembros del Grupo de Lima y los abogados del Bloque Constitucional de Venezuela, los cuales solicitaron esta semana a la Corte Penal Internacional (CPI) abrir una investigación por este tipo de delitos.

De ser admitida, un cambio de gobierno no sería suficiente para cerrar la disputa en Venezuela. El punto final solo podría ponerlo el máximo tribunal internacional, al responder si el bloqueo de ayuda humanitaria el pasado 23 de febrero, la represión a las protestas de 2014 y 2017, entre otros hechos, fueron ordenados desde el poder chavista y, por lo tanto, constituyen una ofensa que el mundo no puede permitirse perdonar.

Un delito contra todos

Como explica Fernando Fernández, penalista y expresidente del Comité de Amnistía Internacional en Venezuela, el mensaje tras la creación de los delitos de lesa humanidad en 1945 es que hay ciertos crímenes que, por su gravedad, “nos ofenden a todos, aunque no sean cometidos contra todos”.

Los primeros condenados bajo este concepto fueron los dirigentes Nazis que participaron en la Segunda Guerra Mundial. El exterminio de 6 millones de judíos por parte del régimen alemán puso a la humanidad ante un horror al que la palabra “homicidio” se le quedaba corta y debió recurrir a la creación de nuevas formas de nombrar el delito.

El Acuerdo de Londres de 1945, que estableció los juicios de Núremberg en la posguerra, definió que eran delitos contra la humanidad “el asesinato, exterminio, esclavitud y cualquier otro acto inhumano contra la población civil o persecución por motivos religiosos, raciales o políticos (…)”.

Su principal característica, hasta hoy, es que a diferencia de otros crímenes estos no caducan. Los responsables, en teoría, deberán ser juzgados incluso décadas después de haber cometido los actos y nadie tiene la autoridad para otorgar un perdón.

Sin embargo, como señalan Juana Acosta y Ana María Idarraga, expertas en Derecho Internacional e investigadoras de la Universidad de La Sabana, “a pesar de la antigüedad de los crímenes de lesa humanidad, los mandatarios de los países no han sido sus principales juzgados”.

Desde el principio, la historia probó que la existencia de esta herramienta jurídica no sería una garantía absoluta de justicia. El principal procesado en Núremberg, Hermann Göring, comandante de la Fuerza Aérea alemana, se quitó la vida en su celda la noche anterior a su ejecución en la horca.

En adelante, el mundo reaccionaría a las violaciones de Derechos Humanos en Ruanda y en las guerras de disolución de Yugoslavia con tribunales internacionales que, a diferencia de los de la Segunda Guerra Mundial, no solo juzgarían a los perdedores del conflicto.

Pero a la vez que se sofisticaron los procedimientos para juzgar, probar la culpabilidad se hizo más difícil. Gonzalo de Cesare, quien como uno de los fiscales del Tribunal para la Ex Yugoslavia llevó el caso del máximo responsable, el presidente de Serbia Slobodan Milošević, cuenta que al momento de comenzar en 2001, el juicio se encontró ante millones de páginas de evidencia.

“Estaba siendo procesado como el máximo responsable de guerras en tres países, Serbia, Kosovo y Croacia y decidió ejercer él mismo su defensa, por lo que había que darle años para que estudiara los documentos”, dice De Cesare. Literalmente, Milošević murió leyendo el recuento de sus culpas antes de llegar a ser condenado por ellas.

El hilo transparente

El último paso en la evolución del juzgamiento de crímenes de lesa humanidad fue la creación, a través del Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional, en ejercicio desde 2002. Esta juzga exclusivamente a individuos, no a Estados, y tiene competencia en los 123 países miembros, entre los que está Venezuela.

Sin embargo, ningún jefe de Estado ha sido condenado y el único acusado, el mandatario sudanés Omar al-Barish, sigue sin juicio, prófugo de la justicia internacional al usar el país del que sigue siendo presidente como escondite.

Por sí mismos, con el Estatuto de Roma como base, los Estados sí han adelantado procesos contra sus propios dirigentes, con un éxito limitado. Es el caso de Perú, donde condenaron a Alberto Fujimori.

En Guatemala, por ejemplo, la condena contra Efraín Ríos Montt en 2013 por el exterminio del pueblo Ixil durante la lucha contrainsurgente de los 80, fue reversada por el Tribunal Constitucional de ese país, que pidió que reiniciara el proceso por un error de procedimiento.

Para entonces Montt, envejecido como Milošević, comenzó a sufrir de demencia senil, como explica el penalista guatemalteco Ricardo Henríquez, no pudo ser juzgado al ser incapaz de sentir vergüenza por los actos cometidos.

“No cualquier crimen, por más abominable que sea, es un crimen de lesa humanidad”, apunta Maria Ixchel Benítez, becaria del instituto de investigaciones jurídicas de la Universidad Autónoma de México.

La consciencia es una condición tan importante como la gravedad para considerar a un crimen como de lesa humanidad. Solo se castiga con esa dureza cuando los homicidios o las torturas no responden a un arrebato, sino al plan de una autoridad legal o ilegal.

Esa conexión entre el hecho y su maquinador está en disputa en cada caso por lesa humanidad. También en Venezuela, donde desde 2018 la fiscal de la Corte Penal Internacional Fatou Bensouda, adelanta una indagación preliminar (ver informe) para determinar si abre un proceso.

Para penalistas venezolanos como Fernando Fernández, aunque está por probarse, “se observan visos claros” de la violación de varios puntos del artículo 7 del Estatuto de Roma, como el que se refiere a actos inhumanos, con la represión a las protestas en 2014 y 2017, y el que señala el crimen de exterminio, en el cual habría incurrido Maduro al bloquear la ayuda humanitaria.

Al no tener Venezuela los delitos contra la humanidad en su código penal, le corresponde a la CPI rastrear si existe ese hilo, siempre transparente, que vincularía estos crímenes con un plan del oficialismo. Con órdenes que, como señala De Cesare, nunca son explícitas, pues en ninguno de los millones de folios de la ex Yugoslavia o en los documentos de Núremberg se daba la instrucción de masacrar o torturar.

Se trata de una comprobación ardua, más para la CPI, que en sus 17 años de existencia ha cerrado 4 procesos, 3 de ellos con absoluciones. Esos tiempos, los de la justicia, pocas veces coinciden con los de la historia; ya sea porque el acusado no vive lo suficiente para responder por sus actos o por el riesgo siempre presente de que, como sucedió con Muamar Gadafi en Libia, la condena llegue sin procesos ni instancias, en la forma de una turba encolerizada.

FUENTE EL COLOMBIANO

MEJORÓ LA CALIDAD DEL AIRE LUEGO DEL PRIMER DÍA DEL PICO Y PLACA

En Medellín, la variación del tráfico sí fue evidente: ayer, entre las 05:00 y 10:00 a.m., dejaron de circular por las vías de la ciudad 72.000 vehículos, en comparación con un miércoles típico. Esto es una disminución del 35 %, de acuerdo con la Secretaría de Movilidad.

Y es que tras la primera jornada de la extensión del pico y placa ambiental —que pasó de 5 a 9 horas al día por cuenta del deterioro en la calidad del aire— no solo hubo menos vehículos, sino también una mejoría en las estaciones de medición del Siata.

El martes, antes de la medida, 17 de las 19 estaciones se ubicaron en alerta naranja (concentración de partículas contaminantes dañina para grupos sensibles) y 2 en amarillo (moderada).

Ayer en la tarde el panorama era otro: 9 estaban en naranja y 10 en amarillo.

Aunque las medidas más restrictivas se han planteado para vehículos particulares y motos de dos y cuatro tiempos (que generan juntos, de acuerdo al Área Metropolitana -Amva-, el 29 % de las emisiones contaminantes de material particulado 2.5), el estado de prevención revive el debate de si son necesarios controles más drásticos para camiones, tractocamiones y volquetas, que concentran el doble de estas emisiones (59 %).

Planes que aún no arrancan

Renovar la flota de volquetas del Aburrá y el Oriente cercano era el propósito de un plan público-privado que buscaba sustituir el 60% de estos vehículos que operaban en esta región por tecnologías de menor impacto ambiental.

Aunque serían sustituidas 1.300 volquetas antiguas por nuevas con tecnología Euro V (menos contaminante), el proyecto parece haber quedado en el aire, de acuerdo con Luis González, presidente de la Asociación de Volqueteros Unidos de Antioquia.

González destacó que aún no hay un plan de chatarrización definido y que, si bien están trabajando con Camacol en el proceso, sigue pendiente que el Ministerio de Transporte defina cuál será la ruta para esta renovación vehicular.

“Por supuesto nos preocupa y realizamos mantenimientos preventivos (…) aún tenemos un parque automotor muy antiguo, un gran número de vehículos tienen más de 20 años”, agregó.

Otro de los pendientes es la implementación del cambio de horarios de circulación para vehículos de tráfico pesado, una estrategia del Amva para que las labores de cargue y descargue de camiones sean en las noches y madrugadas.

Felipe Muñoz, director de la Asociación de Transportadores de Carga (ATC), afirmó que aunque el Amva ha liderado mesas de trabajo, los planes no se ejecutan. Precisó que, si bien el estudio técnico se hizo en 2016, solo hasta el pasado lunes se retomó el tema.

“El compromiso es de todos: del que genera la carga, del transportador y del que recibe”, indicó Muñoz, “y ninguno de los destinatarios de la carga ha modificado sus horarios porque el Amva nunca les dio acompañamiento”.

Sergio Ignacio Soto, director de Fenalco Antioquia, reiteró que para ejecutarse este plan es urgente que las autoridades garanticen la seguridad en las vías durante las noches y que estas acciones no se pongan en marcha de forma traumática.

Con relación a los controles, María del Pilar Restrepo, subdirectora ambiental del Área, explicó que, en lo que va del año, el 58 % de las mediciones realizadas por la entidad han sido a los vehículos de transporte de carga y pasajeros de diésel pesado. (Esto es un total de 2.001 operativos en la vía y 352 en patios de las empresas). Las mediciones en automóviles y motos, por su parte, concentran el 37 % y el 5 %, respectivamente. Así, en lo corrido de 2019, el Amva ajusta 3.445 de estos controles.

FUENTE EL COLOMBIANO

PRESIÓN A MADURO CHOCA CON NEUTRALIDAD DE LA ONU

La disputa diplomática por la situación en Venezuela pasó de los puentes fronterizos con Colombia, en los que el sábado hubo una batalla campal por el intento de ingreso de ayuda humanitaria, a los salones diplomáticos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Washington.

Ayer, ese frustrado ingreso de alimentos y medicinas, promovido por el presidente interino, el opositor Juan Guaidó, y calificado como una agresión por el gobierno de Nicolás Maduro, fue el punto central de la reunión extraordinaria de este órgano multilateral, convocada por EE. UU.

En la sesión quedaron sentadas las tres posturas que se vienen dibujando en esta coyuntura: la de los aliados de Maduro, entre ellos Rusia, China y Bolivia; la que promueve por un diálogo entre la oposición y el chavismo, encabezada por México y Uruguay; y la que rechaza las conversaciones e insiste en el cerco diplomático, promovida por Estados Unidos y Colombia.

Bloqueo mutuo

“Pregunten a Jorge Ramos de Univisión sobre el valor del diálogo con Nicolás Maduro”, afirmó ayer durante la sesión Elliott Abrams, encargado del gobierno estadounidense para el tema de Venezuela. Se refería a la detención el lunes del periodista mexicano y su equipo durante dos horas en el palacio de Miraflores, en Caracas.

Abrams insistió en la necesidad de cercar diplomáticamente al gobierno chavista e instó a Naciones Unidas a no otorgar ayuda humanitaria a los venezolanos a través del oficialismo –como hizo en noviembre del año pasado–.

Además, anunció la intención de Estados Unidos de votar esta semana una resolución en el Consejo de Seguridad que permita entrar la ayuda humanitaria a Venezuela.

El gobierno de Maduro, a través de su representante ante Naciones Unidas, Jorge Arreaza, afirmó que la presión que encabeza Donald Trump responde a intereses de política interna, “a su necesidad de ganar los votos del estado de la Florida”.

Arreaza también presentó su propia propuesta: una resolución que descarte la posibilidad de una intervención militar en ese país, pues hasta el momento Washington ha insistido en que “todas las opciones están sobre la mesa”.

Para los analistas, la aprobación de cualquiera de estas resoluciones es poco probable. Como explica Rafael Piñeros, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado, las decisiones en este organismo se toman a través de la votación unánime en el Consejo de Seguridad, del que tanto Rusia y China como EE. UU. son miembros permanentes.

Por lo tanto, los dos primeros, aliados de Maduro, podrían vetar las proposiciones de EE. UU. y viceversa. Para Piñeros, el resultado de esta movida de Estados Unidos sería, a lo sumo, llevar la presión contra el régimen de Maduro a una escala más allá de la regional. En el campo de las decisiones, sin embargo, la ONU parece ser un escenario de suma cero, en el que las potencias aliadas y adversas al chavismo se bloquean mutuamente.

FUENTE EL COLOMBIANO